viernes, 17 de julio de 2009

Dejo en tu piel

DEJO EN TU PIEL

Dejo en tu piel la música caliente de mis manos
Y enhebro con tus cabellos mis besos y mi fuego,
Dejo en tu piel un anhelo de que aparezcas en
Mi realidad absurda caminada por mis sueños,
Dejo en tu piel las lagrimas que recorren mis poros
En las noches cuando te veo en el reflejo de mi mente,
Dejo en tu piel el deseo que arde en mis venas cuando
Mis sentidos sienten tu presencia, tu aliento,
Dejo en tu piel mi alma al descubierto y pienso
Que soy un velero en el mar azotado por tu brisa,
Dejo en tu piel mi nombre para cuando quieras acordarte
Del tiempo, de los momentos y las existencias,
Dejo en tu piel mis palabras, mis poemas y todas
Mis esencias que creaste con tu existencia,
Dejo en tu piel mis ojos encarnados en tus delicias
Tus sabores, tus aromas, tus miradas,
Dejo en tu piel la metamorfosis de mi ser,
Las alas de mi vuelo y el viento de mis suspiros,
Dejo en tu piel las locuras de mi mente, mis fantasías
Que se arropan en tu piel y se bañan de tu fuego,
Dejo en tu piel la humedad de mi lengua, que
Intenta recorrer tu cuerpo en las imágenes de tu presencia
Dejo en tu piel mi jardín eterno lleno de memorias,
De recuerdos, de risas, de los roces de nuestros poros,
Dejo en tu piel mi mar salvaje con las esencias de los licores,
Que en cada luz de la noche bañan tu cuerpo mientras
Nos observan las estrellas allá en un cielo que es un fragmento del sueño,
Dejo en tu piel mis meditaciones que son como el recuerdo
Del espejo de tantas madrugadas verdes, de anocheceres de ecos,
Dejo en tu piel mis párpados que aletean sobre la frontera de
Ese laberinto en donde dejas tus huellas como un ave,
Dejo en tu piel los rayos de mi viento solitario, cómplice
De sueños lentos que saben a cantos que se pierden en los sonidos de lo nuevo,
Dejo en tu piel una esperanza de que camines sobre mí
Almohada y salgas de mis sueños para que te conviertas en un ser real,
Nadando sobre las nubes en mi existencia terrenal
Para convertirnos en piel y encarnarnos en nuestro traje para dejar
Morir nuestras sombras individuales mientras que dejamos
Que nuestras pieles tejan sus sombras en las nubes de lo eterno.

Jorge Gustavo Navarrete Regalado

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