jueves, 30 de julio de 2009

PSICOTERAPIA

Alejandra Palacios Banchero
Psicóloga Clínica y Comunitaria
alepsicon@yahoo.com


Perdí mi corazón!!!
Que alguien me explique por qué me siento así...
El Despecho







Se acabó…
Se terminó…
¿Ahora qué…?

Todos hemos sentido en algún momento que hemos encontrado “nuestra media naranja”, el "amor de nuestra vida" y hemos deseado que la relación con esa persona que sentimos tan especial, dure también para siempre. Pero la experiencia y las estadísticas demuestran que el amor eterno es más una excepción que una regla.
A lo largo de nuestras vidas tendremos que enfrentarnos con alguna que otra crisis sentimental y siempre ayuda saber que no somos lo únicos y que es normal pasarlo mal en esta situación.
Cuando una relación se acaba, por mucho que nos empeñemos en disimular nuestros sentimientos, el dolor que nos produce la herida, a cualquier edad, puede ser una de las experiencias más duras, más difíciles que podamos pasar.
Tristeza, apatía, cambios de comportamiento, frustración, culpa, rencor. Todos tenemos ciertos sentimientos y emociones relacionados con la ruptura. Sería preocupante no tenerlos. Son vivencias de desamor o shock sentimental que la gente suele llamar DESPECHO.
El despecho es inevitable. Su intensidad y duración pueden variar de acuerdo a la duración del vínculo, las causas que provocaron el alejamiento, el apego de cada uno y las consecuencias de la ruptura y de la forma en que se percibe y se vive el fin de la relación.
Al inicio, la crisis es la más grave, porque no se han desarrollado todavía los mecanismos necesarios para hacer frente a la situación. Aunque hay diferencias individuales, al comienzo son las emociones las que nos dominan y vivimos la ruptura con gran tristeza y culpa. Luego sentimos rencor y es al “otro” al que vemos culpable. Culparnos o culpar al otro son dos estados que pueden irse alternando mientras no vemos la realidad tal como es.

Si en medio de la adversidad
persevera el corazón con serenidad,
con gozo y con paz,
esto es amor.

Sta. Teresa de Jesús



El despecho es como
el dolor de una herida
que tiene que cicatrizar.


En el DESPECHO, los sentimientos y emociones que conllevan las rupturas al igual que las circunstancias que las rodean son muy semejantes a las que se experimentan con la pérdida de un ser querido. Por muy doloroso que sea, es un fenómeno normal con una evolución y sus fases. Es un período denominado DUELO, en el cual uno tiene que adaptarse a vivir y a ser feliz de nuevo sin la persona amada.
Ante la pérdida sentimos que nuestro mundo, nuestra vida, se transforma, ya nada es igual. Nuestros sentimientos tienden a determinar nuestro humor, nuestras actitudes y nuestras decisiones. Nos sentimos inmersos en un laberinto de confusión y angustia que pareciera no tener fin. Hay momentos en que nos sentimos mejor, pero llegan otros momentos en que vuelve la angustia y la tristeza.
Podemos sentir aturdimiento, represión, soledad, frustración, pánico, rabia, culpa, alivio, apatía, intranquilidad, cambios de humor, paralizamos nuestras actividades, desarrollamos la esperanza de una reconciliación o de una satisfacción. Sentimos desorganización y desesperación por la pérdida sufrida.
Tenemos síntomas de estrés como fatiga, insomnio, dolor de cabeza, pesadillas, problemas en el estómago, sensación de un nudo en la garganta. Desinterés, falta de concentración, no se para de hacer algo, apatía, imágenes que de pronto vienen a la mente sin quererlo, sin que nos demos cuenta y crean intranquilidad y angustia. Tenemos la sensación de oír o ver al ser amado sin que éste esté presente, sin quererlo, sin desearlo.
Con el paso del tiempo las emociones se tranquilizan y vemos las cosas de una manera mas realista. Vamos sintiéndonos más independientes, menos tristes, menos resentidos, menos culpables y vamos encontrando nuevas formas de disfrutar.
El duelo por la pérdida no se puede resistir. Es un proceso que va elaborándose poco a poco y no es fácil ni inmediato, ni tampoco es igual para todas las personas. Hay que asimilarlo, comprenderlo, aprender a superarlo. Es como el dolor de una herida abierta que tenemos que soportar, que necesita lavarse y curar para que comience a cicatrizar.
No es fácil atravesarlo, pero es importante saber que como toda vivencia dolorosa, algún día pasará y será sólo un recuerdo, una cicatriz que probablemente molestará de vez en cuando,
Recuperarnos depende de nosotros mismos. Solo requiere de tiempo, energías y voluntad para resolverlo. Con el tiempo y la confianza que tengamos en nuestros recursos para salir adelante, aprendiendo a vivir sin la persona amada y abriéndonos a nuevas relaciones, poco a poco, la herida se irá cerrando.
Nos podemos demorar algún tiempo y esto depende de nuestra personalidad, de la intensidad y calidad de nuestros sentimientos, de las circunstancias que nos llevaron a la ruptura, del apoyo y comprensión que encontramos en amigos y en familiares, del poder comunicar nuestros pensamientos, nuestras ideas y sentimientos a los demás con libertad y confianza y sin temores. De poder afrontar y resolver los problemas que suceden al mismo tiempo y que podrían empeorar nuestra situación.
De enfrentar la realidad con autonomía, con libertad, aceptando nuestros errores y dificultades, sin idealizar a la persona, sin idealizar nuestra relación. Viéndonos a nosotros mismos tal como somos, sin afeites, sin poses.
Retomando nuestra vida, aceptándonos tal como somos, con nuestros defectos, con nuestras virtudes. Queriéndonos a nosotros mismos y abriéndonos a las oportunidades con fe y esperanza en el futuro, Perdonando y olvidando sin rencor, sin pena, sin culpa, volveremos a amar y a ser amados.


Enfrenta la realidad.
Busca soluciones.
Toma decisiones.
Así irás colocando la cura que necesitas
para que tu herida cicatrice.





El estrés que nos causa
el despecho…

Los seres humanos necesitamos dar y recibir amor y apoyo emocional para poder desarrollarnos en forma saludable y provechosa, por ello requerimos de la unión y la compañía de una pareja y de la familia.
La ruptura de una relación amorosa es causa de tensión y malestar. El impacto emocional que esta situación causa en el individuo crea un estrés de grandes proporciones con reacciones emocionales, físicas y de comportamiento que son esperadas y son parte de un proceso al que llamamos duelo.
Nuestra forma de reaccionar ante los conflictos, problemas, demandas, peligros y situaciones que consideramos inesperadas, sorpresivas, adversas o dolorosas, viene determinada por una aptitud innata de lucha o huida, cuando los estímulos que nos llegan son interpretados como amenazantes o estresantes. Como reacción a esta percepción, se produce en nuestro cuerpo un estado de gran tensión nerviosa.
La reacción inicial (shock) ante una situación estresante es responder con temor, con un fuerte disgusto, frustración o con la determinación de luchar contra él. Los siguientes son los síntomas más evidentes cuando nos sentimos amenazados o estresados:
Las pupilas se agrandan para mejorar la visión; el oído se agudiza; los músculos se tensan para responder al desafío; la sangre es bombeada al cerebro para aumentar la llegada de oxigeno a las células y favorecer los procesos mentales; las frecuencias cardiaca y respiratoria aumentan; la sangre se desvía preferentemente hacia la cabeza y el tronco, las extremidades y sobre todo a las manos y los pies, los que se perciben fríos y sudorosos.
Ante estos síntomas, la persona tiende a responder con más temor y frustración o a luchar contra los síntomas. Esto le crea mayor tensión y mayor malestar y sobreviene en agotamiento.
Si no se libera al organismo de estos cambios ocurridos durante la fase de reconocimiento y consideración de la amenaza, el estrés se transforma en una reacción prolongada e intensa y se entra en un estado de estrés crónico que puede desencadenar serios problemas físicos y psicológicos.
El impacto emocional causado por la ruptura y la pérdida, genera en nosotros una serie de emociones y reacciones que van desde la fatiga prolongada y el agotamiento hasta dolores de cabeza, gastritis, úlceras, etc., pudiendo ocasionar incluso trastornos psicológicos.
Cuando uno se siente estresado y añade aun más estrés, los centros reguladores del cerebro tienden a hiper-reaccionar ocasionando desgaste físico, crisis del llanto, y potencialmente depresión.
El estrés crónico puede producir: Aumento de la susceptibilidad a los resfríos; riesgo de problemas cardiacos, presión arterial alta, diabetes, asma, ulceras, colitis y cáncer; aumento del azúcar en la sangre; del colesterol y hay una liberación de ácidos grasos en la sangre; aumentan los niveles de corticoides; disminuye el riego sanguíneo periférico, disminuye el sistema digestivo.
Con frecuencia el estrés se asocia a trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión. También produce una incapacidad para tomar decisiones, sensación de confusión, incapacidad para concentrarse, dificultad para dirigir la atención, desorientación, olvidos frecuentes, bloqueos mentales entre otros.
Debemos prevenir entonces, el agotamiento y la enfermedad que nos podría causar el estrés ante una ruptura, una sepración.
En esos momentos tan críticos, no te alarmes, no te desesperes, no aumentes más tensión a tu organismo. Acepta que las reacciones y cambios que estas experimentando. Son reacciones normales de tu organismo a una situación que sientes amenazante: “sobrevivir al fin de una relación”.
Tranquilízate, son reacciones pasajeras que con tiempo y descanso irán desapareciendo.
Relájate. Mantén una conversación interna contigo mismo. Dile a cada músculo, a cada parte de tu cuerpo que se relajen. Recuéstate, cierra los ojos y toma un breve descanso. Ten paciencia y espera unos cuantos días para que tu organismo se recupere y los síntomas desaparezcan.

La amargura tiene el poder de destruirnos.
Aquel que vive amargado no se lleva bien
ni siquiera consigo mismo.
Aquel que está lleno de rabia y de ira
no se perdona ni a sí mismo y
menos perdona a los demás.



Paso a paso
voy elaborando mi duelo
y me voy sintiendo mejor


La ruptura de una relación sentimental es un proceso doloroso que produce en nosotros reacciones a nivel físico, emocional, mental, espiritual y social. Tiene su inicio y su fin y es vivido de manera similar en todos nosotros.
Este proceso, llamado duelo, pasa por diferentes fases o etapas que necesariamente tienen que fluir para superar todas esas emociones, sensaciones y reacciones que nos causa el despecho.
Schock, negación, pena, tristeza, adjudicación de la culpa, resignación, reconstrucción y resolución, son fases de este proceso que detallamos a continuación:
1. Fase de insensibilidad o shock. Negación, parálisis
Cuando sobreviene la ruptura, nos paralizamos. La mente bloquea la realidad y tenemos la impresión de que no es verdad lo que nos está sucediendo. Se tiene la sensación y el pensamiento de que todo es un sueño o una pesadilla y se desea despertar.
Uno siente que no puede o no quiere aceptar la ruptura y nos desentendemos de la situación por un breve período de tiempo — pueden ser horas o semanas — con algunas interrupciones o con episodios de tristeza o cólera.
En este estado, incapaces de manejar adecuadamente nuestras emociones por el dolor que nos causa la herida, nos sentimos desorientados. Podemos reaccionar inadecuadamente a las situaciones, mostrarnos impacientes y poco tolerantes, tener explosiones de carácter, llanto o aislamos o alejamos de la vida social.
Nuestras emociones se manifiestan sin contacto real con lo que nos rodea y no se está en condiciones de tomar decisiones importantes. Vivimos, nos movemos, seguimos nuestra rutina diaria, nuestro estilo de vida en forma automática, pero con ansiedad y temor.
2. Fase de anhelo y búsqueda de la persona amada. Protesta, ilusión y esperanza.
Al cabo de un tiempo, empezamos a enfrentar la realidad, aunque sea por momentos, pero no la aceptamos pues el desconcierto es profundo.
Anhelamos que la persona vuelva y nos negamos a aceptar que la ruptura o la pérdida durarán. “Esto no me está sucediendo… va a volver… se le va a pasar… es solo una rabieta… es mentira… ya volverá…”, son pensamientos que surgen como mecanismo de autoprotección.
Es una fase de protesta en la que se puede realizar esfuerzos intensos por mantener contacto con el ser amado. Buscamos formas y acciones para restablecer la relación, y nos sentimos ansiosos, esperanzados. Sentimos anhelo, incredulidad no queremos aceptar la realidad.
Enfrentar la realidad no es fácil, nos lleva algún tiempo e implica no sólo la aceptación razonable del hecho, sino también su aceptación emocional. Podemos ser intelectualmente conscientes de la ruptura mucho antes que las emociones nos permitan aceptar plenamente que ésta ocurrió.
3. Fase de Frustración y desamparo. Enojo y culpa.
Comienza cuando la negación comienza a decaer y vamos aceptando que la ruptura ocurrió y que no podemos hacer nada para recuperar lo perdido.
Al empezar a afrontar la realidad, surge también la culpa. Se recuerda, con resentimiento, las cosas que se hicieron con el ser amado cuando aún estaban juntos. Se idealiza el pasado y se culpa y responsabiliza a uno mismo, al otro, a las circunstancias, a otras personas, por faltas, asuntos no terminados o errores que se cometieron. Nos sentimos enojados, molestos con nosotros mismos, con el otro y con los demás. Todo nos fastidia, todo nos molesta.
No todas las personas expresan el enojo o la rabia de la misma manera. Algunos podrán expresar sus emociones a personas de su confianza y así lograr manejar adecuadamente sus emociones, otros se sumirán en la tristeza, la depresión y hasta la desesperación, otros podrán reaccionar sin control y violencia, otros podrán reprimirla y manifestar síntomas más graves de estrés.
Si el enojo no se ventila y se expresa verbalmente, la culpa puede obstruir la expresión del enojo y transformarse en ira reprimida con consecuencias en la salud física y mental de la persona, perjudicando además sus relaciones con otras personas.
4. Fase de desorganización desesperanza y desespero. Conciencia de pérdida y soledad.
Durante esta fase, el dolor que se sufre es el más profundo. La persona encuentra difícil funcionar en su medio sin el otro y comienza a sentir una gran desorganización
El impacto de la ruptura se torna en una realidad constante. El sentimiento de pérdida se apodera del ánimo del despechado. La realidad llega a ser abrumadora y se acentúa cada vez que los detalles cotidianos traen el recuerdo de la persona amada. Algo está ausente, algo falta... El enfrentamiento con la realidad nos crea sentimientos de pérdida y de soledad.
Durante esta fase, sentimos que es difícil vivir, actuar como lo hacíamos antes, funcionar en nuestro medio sin la otra persona y comenzamos a sentir una gran desorganización.
Nos sentimos enfermos, confundidos, culpables por la ruptura o las circunstancias por las que sucedió la separación. Nos sentimos incapaces de funcionar como lo hacíamos antes.
Soñamos con la persona amada, presentamos olvidos frecuentes, nos sentimos amargados, frustrados, reaccionamos con hostilidad. Nos aislamos, tratamos de evitar cosas, lugares, personas que nos hagan recordar a la otra persona. Presentamos trastornos del sueño, trastornos en la alimentación. Podemos presentar crisis de llanto, malestar corporal, depresión. Nada nos emociona, nada nos gusta, nada nos conmueve.
Vivimos además una gran variedad de emociones: tristeza, rabia, odio, culpa, ansiedad, impotencia, miedo e inclusive alivio o tranquilidad o deseos de venganza, de hacer algo para que la otra persona sienta lo que estamos sintiendo. Sentimos celos, desconfianza, inseguridad, faltos de valor, sentimientos de inferioridad. Nuestra autoestima baja y no sentimos que no somos nada ni nadie. Pensamos que no podremos vivir sin la otra persona. Es el enojo que surge por el sentimiento de frustración y desamparo que nos está causando el despecho.
Esta fase es peligrosa para el que sufre. Anhela llenar el vacío que siente. Se olvidan las faltas o defectos de la persona amada y se le atribuyen cualidades excepcionales. El peligro se da cuando el doliente transfiere esas cualidades a otra persona o cree que nunca encontrará otra persona como la que perdió.
Es necesario hacer fluir sanamente el dolor de la ruptura enfrentándola tal como se da, para así recobrarnos de la pérdida y de la soledad sin paralizarnos, sin reemplazar, sin generalizar, evadir o luchar contra el proceso.
5. Fase de conducta reorganizada. Alivio y restablecimiento.
A medida que vamos fortaleciéndonos y restableciéndonos de la pérdida, volvemos a darle sentido a nuestra vida, vemos el futuro con más confianza y seguridad en nosotros mismos, gozamos más el presente. El recuerdo de la persona y de la ruptura se va haciendo menos doloroso.
Esta etapa se va desarrollando lentamente, mientras vamos aprendiendo a manejar nuestros sentimientos y emociones. Vamos sintiendo alivio al ir deshaciéndonos de la culpa y del enojo y vemos la ruptura, la situación tal como sucedió en realidad.
Empezamos a organizar nuestra vida, a sentirnos más cómodos viviendo, moviéndonos sin la otra persona --¡estamos viviendo nuestra vida sin el otro y seguimos viviendo!--. Con esto no estamos renunciando al recuerdo, estamos colocando a la persona en el lugar adecuado en nuestra memoria. Enfrentamos la realidad y continuamos viviendo de manera eficaz en este mundo.
El duelo, aunque nos disguste, debemos vivirlo. Es como la herida que si no se lava, se cura o se sana a medias va a presentar complicaciones y problemas en el futuro. Debemos dejar que el proceso fluya.
Nunca borraremos de nuestra memoria a la persona que ha estado cerca de nosotros, de nuestra historia. Se trata de encontrarle un lugar adecuado en nuestros sentimientos y abrirnos hacia los otros, hacia un mundo lleno de oportunidades y esperanzas.
La ruptura, la separación, el duelo, no se supera, uno se recupera y esto molesta de vez en cuando, como lo hace cualquier herida. Sin embargo habremos aprendido de la experiencia. A vivir sin la angustia, sin la culpa, sin el enojo, con nuestra realidad, nuestra personalidad, nuestros recursos, nuestro sentido de la vida, para nuevamente amar y ser amados.




SEÑOR:
Enséñame a aceptar las cosas que no puedo cambiar.
Dame valor para cambiar aquellas que puedo y
sabiduría para aceptar la diferencia.
Alcoholicos Anónimos (A A)


Cuando el dolor
no se procesa...

Ante la ruptura de una relación es imprescindible normalizar nuestra vida lo antes posible y evitar desarrollar pautas de conducta destructivas que el común de la gente emplea como paliativo para mitigar su pena.
Se intenta escapar del dolor aferrándonos a fantasías que poco o nada tienen que ver con la realidad y posponemos el momento en que tendremos que enfrentemos a esa “profunda sensación de fracaso e insuficiencia” y al “sentido de pérdida”, que es parte del proceso que tenemos que vivir.
Ilusionarnos o tener fantasías es hasta cierto punto normal y su contenido variará según cual haya sido nuestro papel tanto durante la relación, como en la ruptura: rechazado o rechazador.
Nuestra mente muchas veces nos juega malas pasadas y construimos una imagen de nosotros mismo y de la otra persona que no se ajusta a los hechos, a las circunstancias, a la vida que lleváramos con esa persona y a los motivos de la ruptura. La idealizamos, la desmerecemos, culpamos a otros de la situación, nos culpamos a nosotros mismos y con esa culpa vivimos infelices añorando algo que ya se perdió y que probablemente nunca se recupere.
Muchos toman posturas extremas a la hora de asignar culpas. Unos se asumen culpables de todo, de lo que se ha hecho y de lo que les han hecho o han dejado de hacer. Otros no asumen responsabilidades y consideran que toda la culpa la tiene el otro, asumiendo ser una pobre víctima de las circunstancias. Se suele además descalificar a la otra persona pensando que así podrás recuperarse de la crisis que estás atravesando.
Engañarnos a nosotros mismo y utilizar cualquier mecanismo que nos aleje de e la realidad retrasará nuestro proceso de “curación”, ya que si bien en un momento podremos “consolarnos” con este tipo de engaño, en nuestro interior siempre se revelará la parte de nosotros que conoce la verdad.
Si pensamos que la soledad, el alcohol o las drogas, huir a otro lugar, consolarnos con relación accidentales, nos pueden aliviar, estamos muy equivocados. No nos ayudarán, nos enfermaremos y tendremos mayores problemas.
El alcohol y las drogas nos alejan de la realidad, nos hunden y nos enferman. La soledad deprime, nos aparta de otras personas que nos quieren y se preocupan de nosotros y también enferma.
Tampoco servirá confiar en personas inadecuadas, charlatanes, gente de poca confianza, pues no nos aportarán protección, apoyo o soluciones. Es preferible hablar de nuestro dolor, de nuestros sentimientos con personas de confianza que nos apoyen y nos comprendan
Entablar una nueva relación prematuramente, sin haber resuelto el duelo no es saludable ni para ti ni para la otra persona. “Un clavo no saca a otro clavo”, Es probable que cada vez que te sientas “enamorado” en realidad estarás “necesitado”. En lugar de enfrentar el dolor, estarás buscando a una persona que te cuide o te acompañe para que el tiempo pase más rápido y no estar solo, pero no a una pareja.
No es tampoco una solución aislarse, huir y dejarlo todo. El dolor lo llevamos por dentro, nos seguirá a donde vayamos y eso nadie lo puede cambiar.
Hay personas que insistentemente se mantienen apegados al pasado sin darse oportunidad para construir un futuro. Encuentran la ruptura, tan dolorosa que hacen un pacto consigo mismos para no volver a querer, no volver a sentir no volver a amar. Cierran puertas, no se dan oportunidad para superar su dolor y establecer una relación que le proporcione amor, compañía, protección, apoyo tan necesario para una vida sana, para una vida tranquila y feliz. El amar a otras personas y continuar viviendo no significa querer menos o no querer de verdad.
Algunos se torturan escuchando música o contemplando objetos, lugares que insistentemente le hacen recordar a la otra persona, sin darse oportunidad para afrontar la realidad y vivir su dolor con dignidad.
No llames si no quieren escucharte, no busques si no te quieren encontrar. Esto prolonga tu dolor, lo convierte en obsesión, baja tu autoestima y hace que tu vida y la del otro sean un infierno
Otros reaccionan imponiéndose, tratando por todos los medios de lograr que se reanude la relación. La violencia, el chantaje, la manipulación, no conduce a nada. Nos hace vivir un infierno, nos trae graves problemas. Este comportamiento genera odio, resentimiento, enfermedad.
Estacionarse en una de las fases del duelo significa detener el proceso y seguir sufriendo, Deja que el despecho se elabore. No te detengas, deja que fluya y trabaja en tus emociones y sentimientos en cada etapa. Desarrolla las técnicas necesarias para manejar mejor tus emociones
Cuando el duelo no se resuelve positivamente, se vuelve crónico y no nos recuperamos. Lo que distingue el duelo normal del anormal, es la intensidad y duración de las reacciones en el tiempo. En el duelo anormal el proceso queda bloqueado y el dolor no es elaborado.
Si los sentimientos de fracaso e insuficiencia se apoderan de nosotros, es importante recordar que somos responsables de nuestra propia conducta y que no podemos cambiar la conducta de la pareja, a menos que ésta quiera. Tu única preocupación deberán ser los cambios que tu necesitas hacer en tu vida.
El amor no se obliga. Es más saludable vivir nuestro duelo, nuestro despecho y salir adelante sin rencor, sin culpa. Perdonando y olvidando. Viviendo y dejando vivir.



Hay que ver lo positivo del fracaso.
Tómalo como un aprendizaje.
“No hay mal que por bien no venga”.
Piensa que aunque sientas que se te cierran las puertas,
siempre habrá alguna
que tarde o temprano se abrirá para ti
e incluso con mejores oportunidades.








Qué hacer para soportar...
para superar tanta angustia,
tanto dolor!!!

No todas las personas reaccionan igual ante la ruptura amorosa. Pensar que nuestro mundo se ha vuelto confuso e inseguro, que tenemos sentimientos y emociones encontradas, que sentimos rabia, cólera y tristeza a la vez, es normal en estas circunstancias.
Deja que tus emociones fluyan, acéptalas, son propias del duelo. La rabia, la cólera, la tristeza, el desconcierto, la impotencia, son emociones naturales que así como aparecen también se agotan y desaparecen. Todos la sufrimos. Son parte de nuestro dolor. Si te opones a ellas van a aparecer con más intensidad y el dolor será más agudo, no lo podrás soportar y enfermarás.
Siente tus emociones como algo desagradable que tiene que suceder. Acéptalas como parte de tu dolor, vívelas, verás que en el futuro te rendirán muchos beneficios.
Ante la emoción de rabia, de cólera, vívela, siéntela, pero sin hacerte daño ni hacer daño al otro o a otros. No hagas al otro o a otros recipiente de tu cólera, no tienes derecho aún sí el comportamiento de esa persona te haya afectado profundamente. No es necesario.
No des paso a la ira, si estas muy cargado de rabia, de rencor, golpea un colchón o un cojín, un muñeco, grita, insulta con todas tus fuerzas, siempre y cuando estés a solas y no lo hagas para herir o agredir a alguien No tienes derecho a hacerlo.
La violencia, la manipulación el querer imponer una situación o dirigir tu rencor, tu hostilidad hacia otras personas inocentes, crea problemas, causa tristeza y dolor en quien no lo merece. Terminas solo, frustrado, con un dolor más intenso, más insoportable … la tristeza y la cólera permanecerán sin superarse y la culpa se incrementará por tu actuación.
Comparte tu dolor con libertad y amor. Pon tu confianza en familiares, en amigos de confianza, en personas que te escuchen, te comprendan y te apoyen.
Disimular nuestro dolor no es bueno. No permite la comunicación con otros que nos pueden acompañar y aliviar nuestro dolor.
Revive la experiencia de la ruptura, de la separación, de tu despecho, esto facilitará tu recuperación. Duelo que no se habla es duelo que no cicatriza.
Acércate a las personas en plan de amistad, no te aísles aunque ese sea tu deseo. Busca a la gente, no esperes que ellos te busquen a ti. Recobra o crea un círculo social y mantente ocupado en actividades que requieran esfuerzo físico.
No dudes en utilizar formas paras descargar tu angustia, tu estrés, con ejercicios físicos, relajación, imaginería, pasatiempos, deportes. Recupera las actividades que antes te agradaban y habías dejado por tu relación. El fin es reconstruirse, volver a vivir con plenitud.
Para facilitar el proceso de duelo, no busques a tu ex pareja, rompe contacto con ella, al menos por un tiempo. No dejes que los demás te vengan con comentarios o chismes. Esto te evitará interpretaciones de pensamientos o actitudes que no conocemos y comportamiento que puede que no se ajusten o que esté muy alejada de la realidad .
Recuerda que el duelo requiere de tiempo y esfuerzo, que depende de la situación individual, del tipo de relación que mantuviste con esa persona, de las circunstancias que rodean a la ruptura de la relación, de los rasgos de personalidad de quien lo vive.
Cicatrizamos más fácilmente nuestra herida buscando información acerca de lo que es y lo que se siente durante el proceso de duelo, cuánto dura, qué factores modifican o alteran el proceso de cicatrización.
Recordando los hechos y circunstancias de la ruptura y nuestra vida con la ex pareja podrán venir a nuestra memoria los detalles y las cosas que realmente pasaron. Esto nos permitirá traer a nuestra memoria a la otra persona, a la relación, sin culpa ni rabia.
Aunque es muy doloroso, esto permite una mayor descarga de angustia y dolor. Es como la cura que se le hace a una herida abierta durante el proceso de cicatrización.
Reconociendo y tratando cada uno de los componentes de nuestro dolor y realizando actividades para superarlo, la herida se irá cerrando.
No pretendas no vivir o acelerar un proceso que tiene varias etapas y que es propia de los seres humanos. De ti depende que el proceso se acelere o se retrase.
Comienza a asumir el control de tu vida, realiza los cambios necesarios para recuperarte, para recuperar tu realidad, para levantar tu autoestima, tu personalidad, para darle un nuevo sentido a tu vida.
Observa las oportunidades que tienes en este momento, analiza la situación y ve los pro y los contras de la situación,. Analiza y ve el lado positivo, aprende de la experiencia, utiliza todos tus recursos biológicos, psicológicos y ambientales para salir adelante con fe y esperanza en un futuro mejor.
Busca tu bienestar físico y psicológico: esfuérzate por dormir bien, comer y trabajar bien; mantener relaciones sociales saludables, dominar o retomar alguna actividad o tarea que te haga sentir útil y bien , dale sentido y pertenencia a tu vida, mantén el control de tu propio destino, siente satisfacción de ti mismo y de tu propia existencia.
Recuperando nuestra realidad, nuestro sentido de la vida, nuestra alegría y buen humor y la confianza en el mundo, estaremos estableciendo las bases para un futuro sano y seguro Queda la cicatriz que como toda herida, molestará de vez en cuando.
No dudes en buscar ayuda profesional si crees que no puedes manejar la situación o lo necesitas. En la terapia se brinda ayuda solidaria para lograr una mejor comprensión y aceptación de nosotros mismos y cambiar nuestras actitudes hacia nosotros, hacia los demás y hacia el mundo en general.


El sentirse devaluado e indeseable
es en la mayoría de los casos,
la base de los problemas humanos”

C. Rogers






¡Neutraliza esa pesada
carga que es la culpa, el
rencor…!

El despecho es el shock, el dolor por la herida que nos causa la ruptura o la separación del ser amado.
En toda situación adversa que causa pena y dolor, están presentes tres elementos:
La herida o daño o perjuicio causado por la ruptura o separación.
La deuda, dolor o sentimientos (ira, frustración, amargura, odio, rencor, culpa, despecho) que acompañan el recuerdo de la experiencia y que nos engancha emocionalmente al que nos causó la herida.
La cancelación o anulación de la deuda o liberación, que deviene de la satisfacción, reparación, reconciliación, devolución o el olvido y el perdón.
No son los hechos los que nos hacen sufrir sino el significado que le damos a los acontecimientos. Es el cómo percibimos, vemos, oímos y sentimos la experiencia de la ruptura y la separación y cómo esta se grava en nuestra memoria. El recuerdo ligado a las emociones que hacen que emerjan todos esos sentimientos y que se reflejan en nuestras reacciones corporales y en nuestra conducta es lo que nos hace sufrir y nos “engancha” a la situación y a esa persona que es hoy la causa de tantos sentimientos encontrados, pues unas veces la amamos y otras la odiamos, unas veces la culpamos y otras nos culpamos.
De cómo percibimos los hechos depende de nuestra personalidad, de nuestras experiencias, del control que tengamos sobre nuestras emociones, de la forma como enfrentamos y resolvemos nuestros problemas y de la decisión, voluntad y esfuerzo que realizamos para cambiar el recuerdo de la experiencia vivida.
Buscar explicaciones, una satisfacción, reparación, o la reconciliación inmediata es con frecuencia imposible --o se tarda demasiado o nunca se logra--. La herida permanece abierta, nuestro dolor no se cura y nos convertimos en personas angustiadas, frustradas, amargadas, malhumoradas, temerosas, pesimistas, solitarias, obsesivas, culpables, agresivas, conflictivas y enfermas, pues el recuerdo y las emociones negativas y los sentimientos encontrados, nos causan problemas físicos y psicológicos.
Para liberarnos de la pesada carga del recuerdo que lastima y limita debemos primero olvidar y luego perdonar.
Olvidar es una de las funciones de la memoria que nos permite liberar de nuestra conciencia, el dolor que acompaña las experiencias penosas.
El tiempo para olvidar es muy personal y es involuntario. No se pueden cambiar los hechos, pero si la experiencia de los mismos. Es decir, podemos esforzarnos por transformar el recuerdo y acelerar el proceso del olvido.
Transformar el recuerdo significa recordar y contemplar los hechos a distancia, neutralizando las emociones, colocándonos inclusive, en el lugar de la otra persona, sin juzgar, sin criticar, sin comparar, sin compadecerse, sin pena ni culpas, eliminando toda emoción anidada en nuestro recuerdo y que ha determinado la forma como hemos percibido la experiencia, para así estar en capacidad de perdonar.
Perdonar es liberar de la deuda o neutralizar (olvidar) las emociones ligadas al recuerdo de la experiencia o de aquel que nos causó el dolor. Sin embargo, el perdonar no borra el daño, no exime de responsabilidad al ofensor, ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Perdonar es un proceso complejo que solo nosotros mismos podemos hacer.
Perdonar no es aceptar pasivamente la situación, dejar hacer a la otra persona o culparnos por la situación.
Perdonar no es olvidar o negar la situación y dejar que el tiempo o Dios se hagan cargo. Tampoco es culpar a otros, a las circunstancias o al destino.
Perdonar no es justificar, entender o explicar por qué la persona actúa o actuó de esa manera.
Perdonar no es esperar por la restitución, por una satisfacción, por alguna explicación a los motivos que tuvo la otra persona para dejar la relación.
Perdonar no es obligar al otro a que acepte tu perdón o decirle “te perdono” para hacerlo sentir “humillado” . Tampoco es buscar u obligar a la reconciliación.
Perdonar es, en primer lugar, reconocer nuestros errores y perdonarnos a nosotros mismos. Esto es, aceptar lo que no podemos cambiar, cambiar lo que podemos y aprender a establecer diferencias, sin remordimientos, sin culpas, sin odios ni rencores.
Perdonar es buscar la solución a los conflictos, apartando de nosotros, todo sentimiento negativo como el rencor, odio, culpa, rechazo, deseos de venganza, pues son sentimientos inútiles que esclavizan y crean mayor frustración, mayor desesperanza.
Cuando no perdonamos no tenemos alegría ni paz. Nos volvemos impacientes, poco amables, nos enojamos fácilmente causando rivalidades, divisiones, partidismos, envidias.
Cuando no perdonamos, nuestras ideas y pensamientos se vuelven destructivos, pesimistas, erróneos; perdemos la confianza y respeto por nosotros mismos, desarrollamos conductas que crean mayores conflictos y nuestro modo de vida y nuestras relaciones con los demás, quedan afectadas.
Cuando no perdonamos estamos permitiendo que nuestra salud, nuestro crecimiento personal, nuestro desarrollo y nuestra vida, esté gobernada por la decisión y la conducta de alguien que nos dejó y que decidió por la separación.
Olvidar y perdonar nos permite en primer lugar, controlar nuestras emociones y reacciones. Eleva la autoestima, nos da mayor seguridad y confianza. Facilita la recuperación de la habilidad para aprender, discriminar y seleccionar nuestras respuestas ante situaciones futuras. Aprendemos además, a actuar con madurez y sabiduría frente a la adversidad.
Olvidar, perdonar y perdonarnos, aunque doloroso, es deshacernos de la pesada carga de la culpabilidad, la amargura, la ira que nos embarga cuando nos sentimos heridos. Es abrir caminos hacia la esperanza de nuevas oportunidades. Es crecer y desarrollarnos como personas positivas, libres para vivir en paz y armonía con nosotros mismos y con los demás.



Si no tenemos la capacidad de olvidar y perdonar
llevaremos una carga innecesaria
a lo largo de nuestras vidas-



Sugerencias que podrían
Ayudarte a sentirte mejor.


Saber qué es el proceso de duelo, conocer el estrés que surge ante esta situación, reconocerlo y sobre todo, saber cómo está afectando nuestro organismo, es el primer paso en su manejo y control.
Haz un inventario de los problemas y las cosas que te causan tensión y estrés. Escríbelas y uno a uno, analízalos y busca alternativas para su solución
Analiza tus pensamientos, tus ideas, tus emociones y tu comportamiento. Vive de realidades. No te refugies en ideas o fantasías, pues retrasas el proceso de duelo y te causa más angustia y depresión.
Deshecha los pensamientos y recuerdos intrusos. Cuando estos aparezcan trata de distraer tu mente en alguna actividad que te distraiga.
No te exijas más de lo que puedas dar.
Cuide tu alimentación. El tabaco, café y alcohol potencian el estrés
Intenta dormir bien. Relájate con un baño de agua caliente, ejercicios físicos, alguna actividad que te permita descargar tus tensiones.
Visita al médico para examinar tu estado de salud. No dudes de buscar ayuda profesional si crees que lo necesitas.
Habla, di lo que sientes, lo que piensas, saca afuera todo lo que tienes dentro, esa hostilidad que no te deja estar en paz contigo mismo ni con los demás. Cuanto antes mejor. Aprenda a contar lo que te pasa. Duelo que no se habla, duelo que no cicatriza.
Practica el optimismo.
Aprenda a decir que NO cuando algo no te gusta o no te conviene.
Ríe más. El humor es una de las mejores formas de alejar el estrés y estimula la producción de una sustancia similar a las hormonas reductoras del estrés que se liberan a través del ejercicio.
No seas perfeccionista. No dejes que tu anhelo de perfección y el temor al fracaso te paralicen de ansiedad.
Controla tu malhumor. La gente que se disgusta en silencio corre aún mayor riesgo.
Debes buscar tiempo para almorzar, recrearte y descansar.
No pospongas, cuando algo deba ser hecho, hazlo de inmediato.
No generalices. No hagas comparaciones inútiles. Toda persona, toda situación es diferente por más similitudes que le quieras encontrar. La memoria y la imaginación nos causan malas pasadas.
Te pueden sobrevenir sentimientos de inferioridad, sentir que no vales nada y por ello sentirte inseguro, hostil, malhumorado, desesperanzado. Levanta tu autoestima, reconoce tu valer. Tienes todo un futuro por delante, no dejes que el dolor, el pesar te hundan en la tristeza y la desolación.
Evita buscar culpables. Esto crea odio y resentimiento. Acepta la realidad y los hechos tal como sucedieron.
Deja de sentirte culpable. El remordimiento y la culpa te crean angustia y desesperación y no te conduce a nada. La culpa es una de las emociones humanas más inútiles.
Tampoco guardes rencor. El rencor te amarga, te mortifica. Perdona y olvida.
Domina tus deseos de venganza y elimínalos de tu mente. Afronta la realidad, Fíjate metas y objetivos reales a corto plazo y utiliza todas tus energías y recursos para alcanzarlos.
Vive en paz y deja vivir. Cada uno de nosotros somos dueños de nuestra vida y de nuestro destino.
Escoge tus luchas cuidadosamente. Preocúpate de las cosas que puedes controlar, no de aquellas que escapan de tus manos.
Se fiel a tus sueños y esperanzas.
Haz ejercicios, te conviene. Aprende a jugar, utiliza técnicas de relajación, imaginería, meditación, convierte tus quehaceres en juegos.
Busca algún pasatiempo. Realiza alguna actividad que te guste. Aprende algo nuevo. Intenta arreglar cosas en casa o construye algo
No te aísles. Comparte más tiempo con tus familiares, con tus amigos. Ten presente que la soledad trae amargura y depresión.
Tu puedes mostrar a la persona que realmente eres, sin afeites, sin irrealidades, sin engaños ni mentiras.
Tu puedes buscar formas para levantar tu autoestima, desarrollarte como una persona adaptada, sana, capaz de dar y recibir afecto.
Tu eres capaz de todo lo que te propongas. Solo depende de ti , de que lo hagas enfrentando la realidad con todas sus consecuencias y de los esfuerzos que hagas por lograrlo.
Algunos rasgos positivos propios del bienestar psicológico que pueden mejorar las capacidades y ayudar al bienestar y la salud de las personas son:
1. Dormir, comer y trabajar bien
2. Mantener relaciones sociales saludables
3. Dominar alguna actividad o tarea
4. Sentimiento de pertenencia y de sentido
5. Control sobre nuestro propio destino
6. Satisfacción de sí mismo y de la propia existencia.

La vida nos hace vivir situaciones de conflicto, dolor,
frustración, renuncia, duelo
pero también está llena de alegrías, proyectos,
esperanzas, ilusión, lucha y adaptación.
De nosotros depende el énfasis que le demos al dolor,
al conflicto, a la culpa, a la venganza, al desinterés, a la violencia,
a la pasividad y a la frustración,
o dedicar todas nuestras energías físicas, psicológicas,
espirituales, morales y
toda la entereza de la que somos capaces
para reconstruirnos con optimismo y fe y
desarrollarnos como personas saludables, felices,
capaces de dar y recibir amor.
con confianza, con libertad, sin limitaciones, sin culpas, sin desesperanza., con oportunidades.

SEXUALIDAD

Masaje a los órganos sexuales

No confundirse, este masaje no es preámbulo a la relación sexual, sino previo. Prepara a la mujer para el placer, reconocimiento de su cuerpo y sensibilidades sexuales, y al hombre, para mirar y explotar la complicidad con su pareja, y por qué no, también el gozo de la pasividad. Se trata del masaje del Yoni, técnica tántrica que busca la relajación de la mujer, el despertar de todos los sentidos, pero ojo, que se trata realmente de todos sentidos sexules.

El masaje del Yoni, que es el nombre en sánscrito de la vagina y significa Templo Sagrado, alusión a una experiencia descrita por el Tantra y como tal un ritual sexual destinado a despertar las energías vitales.

Para aprovechar estas técnicas en su real dimensión, es necesario comprender que se trata de estar dispuesto a disfrutar por disfrutar, sin pensar en el orgasmo o con un objetivo específico. Este masaje no pretende el orgasmo, sino el placer del “yoni” (vagina). Deleitarse con el momento es la consigna.

Las mujeres sentirán y se adueñarán de su cuerpo, tejiendo lazos íntimos con su pareja, quien disfrutará visualmente de su gozo. Es un acto de entrega y de vinculación pues su única satisfacción es el placer de ella, dejando atrás cualquier señal de egoísmo.

En el Tantra, es importante no olvidar que la mayoría de las actividades sexuales son interpretadas y entendidas como rituales, y como cualquier ritual deben llevar su preparación.



El masaje…

Un rito requiere de un ambiente que propicie el contacto íntimo que vendrá. Todo debe comenzar con un baño entre ambos, sólo con música suave, velas, almohadas, espacio, aromas agradables. Espacio y tiempo.

Para entrar en materia, los abrazos son la acción de reconocimiento cariñoso por excelencia. Es el momento de la identificación de los cuerpos y la desinhibición de ambos.

Las almohadas juegan un papel importante. Una debajo de la cabeza de ella, que estará tendida sobre la cama o superficie plana. Contacto visual entre ambos no puede faltar y observar sus genitales. Bajo su cadera también se debe poner un cojín. Las piernas deben estar totalmente separadas y levemente dobladas: los genitales deben estar bien expuestos para iniciar el masaje.

El hombre, si puede, debe sentarse con las piernas cruzadas, entre las piernas de ella. Ambos respiran profundamente, acción que acompañará gran parte de esta preparación, no debe olvidarse respirar profundo ni en los momentos de mayor placer. Él deberá recordárselo si la excitación hace que ella lo olvide, siempre delicadamente.

Cuando ya esta todo preparado, el rito del masaje no debe iniciarse directamente en los genitales, comience acariciando otras partes del cuerpo, como las piernas, las ingles, los pechos, el estómago, de forma de acercarse poco a poco al Templo Sagrado (vagina). Es una forma gradual para que se acostumbre a las caricias y que el placer aumentará paulatinamente.

Lo que sigue es ayudar los masajes con aceites o lubricantes (de solución acuosa y especiales para relaciones sexuales) en la zona del montículo del Yoni o Monte de Venus (zona púbica). Con esto se logrará llegar a la parte externa de los genitales, es decir los labios mayores. Desde el “Monte de Venus” hacia abajo con un masaje lento y suave, con poca presión.

Luego, con el dedo índice y el pulgar, se debe sostener delicadamente el labio mayor o exterior y apretar suavemente, mientras se desliza los dedos por ambos labios. Provistos de la misma calma, se debe hacer lo mismo con los labios menores, tomando el tiempo que sea necesario y desee. Importante es no apurar el ritmo del masaje, a pesar de la tentación al ver la evidente excitación de la mujer. Si esto es muy fuerte, se debe ir más lento o descansar un segundo para retomar la ruta.

Mientras, la mujer, sujeto de este placer, puede también, si quiere, acariciar sus propios pechos o simplemente dejarse llevar por lo que le está ocurriendo, no olvidando la respiración siempre profunda e intentar intercambiar miradas lo más frecuentemente posible con el hombre, ojalá sin conversar, potenciando la complicidad de ambos.

Las palabritas sensuales, incluso las que indiquen las caricias que más gusten, son bienvenidas, todo en función de la sintonía del momento.

Y llegó el momento del clítoris, con la misma delicadeza se acaricia el clítoris, pero en forma circular, primero en el sentido del puntero del reloj y luego en sentido inverso. El índice y el pulgar lo presionan suavemente.

Es evidente que en este momento la excitación de la mujer puede aumentar al punto de llegar al orgasmo. Punto clave para tranquilizarse y retomar la respiración profunda que no debe olvidarse nunca.

A continuación, con mucho cuidado, se introduce el dedo del centro de la mano derecha (medio) en el Yoni (vagina). No es casual que se indique la mano derecha, para el Tantra, este ritual es de estimulación y conocimiento, pero por sobre todo es el despertar energético del cuerpo, por lo tanto es preciso ocupar la mano derecha para cuidar la polaridad enérgica.

Con este dedo dentro del “Yoni” se explora, cambiando de velocidad, de presión y de dirección. La palma de la mano debe estar en dirección hacía arriba y presionando levemente en el mismo sentido y moviendo el dedo que está adentro hacia la palma. El dedo alcanzará el punto G (punto sagrado en el Tantra), aumentando aún más el placer. No sólo puede introducirse el dedo medio de la mano derecha, sino también el anular y con el pulgar estimular suavemente el clítoris.



¿Está preparada para pasar al siguiente nivel?

Si está dispuesta, aún queda masaje. En este nivel se profundiza la estimulación introduciendo el dedo meñique de la mano derecha en el ano con ayuda de un lubricante. Por cierto, una vez hecho esto no se debe introducir nuevamente en la vagina.

Para el Tantra, esta postura es muy importante, equivale a sostener los misterios del universo en la mano.

La mano izquierda puede estimular el clítoris o los pechos de la mujer. Eso sí, se debe tener cuidado o no es recomendable que el hombre se toque a sí mismo, pues desviará la concentración de ella, que es la receptora de este masaje.

Es importante que los dos mantengan siempre la respiración profunda, se vean a los ojos, y estén dispuestos a disfrutar el momento. Esta comunicación es vital para asegurarse que se está disfrutando, de lo contrario no hay objetivo que valga.

A pesar de que se recomienda no llegar al orgasmo, convengamos que con este tipo de estimulación es difícil no alcanzar uno o varios. En caso de no poder evitarlo, hay que esperar el retorno de la calma, recuperar el ritmo de la respiración y retomar el masaje si así lo desea. Es bastante probable que gracias a las prácticas tántricas se desarrolle la capacidad multiorgásmica.



Basta ya!

Harta de placer, puede detenerse cuando quiera y el hombre, acatar sin más, pero con suavidad. Es hora de disfrutar la intimidada y complicidad alcanzada, abrazarse y descansar muy cerca. Después de este masaje, notará más unión en la pareja.

TU GEOGRAFIA

TU GEOGRAFIA

Permíteme explorar tu geografía y
Aprender de tu historia, pues en tu piel
Se encuentra la fiel memoria de tus recuerdos,
Yo abriré el mar de mi memoria, y te guardare en mí,
Muy adentro de mi corazón para no perder las
Imágenes de tu cuerpo, mientras me pierdo en tu
Geografía para adentrarme en ti, para que me guardes
En tus pasiones y en tus senderos que hay en tu existencia,
Contemplare tu paisaje, tus bosques, tus lluvias, tus cuevas,
Tus laberintos, tus selvas, tus montañas, tus nubes y tus cielos
Mientras preparo mi cuerpo para cabalgar por tus llanuras
Desatare mis manos para que recorran las formas de
Tus senos, mientras saboreo el licor de tus pezones
Subiré las palomas para jugar con las ondas de tu cabello
Mientras mis dedos revolotean por cada hilo tejido en el fino viento,
Mientras mis labios y mi aliento recorren tu boca y el fino
Contorno de tu cuello, mientras dejo recorrer los corceles por
La vereda de tu espalda sintiendo como tu cuerpo siente mi galopar
Mientras las plumas juegan en aquel pequeño rincón en donde escondes
El contorno de tus caderas afiladas por los tiempos,
Mientras que mis mariposas recorren tu vientre y las ilusiones se hunden
En tu ombligo la fuente de los néctares divinos del los poetas
Ahí en donde se pierde mi lengua y mis besos, mientras me
Adentro cada vez más en tu geografía, en tu cuerpo
Mientras siento como tus manos me comunican su amor
Su éxtasis, mis manos se adentran en las tuyas y como banderas
Ondean al calor de tu piel de tus poros de tus carreras,
Bajo las serpientes de fuego, para que avancen con su suave
Textura por los cuadros de tus mulos, formando con
Sus movimientos las esculturas del amor erótico
Mientras que el león se acerca por tus selvas para
Probar el néctar del misterioso centro de tu caverna, que con un
Rítmico baile se adentrara salvaje con la fuerza de la rosa
Que como la espada se rendirá ante tu presencia, formando
El cuerpo de espirales, mientras que nuestros sentidos abandonan
La esfera terrenal para perderse en el infinito del deseo,
Déjame recorrer tu geografía para perderme contigo y recorrer
Tus dulzuras mientras con mis brazos y mis besos encienden
El fuego de tu cuerpo, de tu alma y de tu geografía.

Jorge Gustavo Navarrete Regalado

viernes, 17 de julio de 2009

Dejo en tu piel

DEJO EN TU PIEL

Dejo en tu piel la música caliente de mis manos
Y enhebro con tus cabellos mis besos y mi fuego,
Dejo en tu piel un anhelo de que aparezcas en
Mi realidad absurda caminada por mis sueños,
Dejo en tu piel las lagrimas que recorren mis poros
En las noches cuando te veo en el reflejo de mi mente,
Dejo en tu piel el deseo que arde en mis venas cuando
Mis sentidos sienten tu presencia, tu aliento,
Dejo en tu piel mi alma al descubierto y pienso
Que soy un velero en el mar azotado por tu brisa,
Dejo en tu piel mi nombre para cuando quieras acordarte
Del tiempo, de los momentos y las existencias,
Dejo en tu piel mis palabras, mis poemas y todas
Mis esencias que creaste con tu existencia,
Dejo en tu piel mis ojos encarnados en tus delicias
Tus sabores, tus aromas, tus miradas,
Dejo en tu piel la metamorfosis de mi ser,
Las alas de mi vuelo y el viento de mis suspiros,
Dejo en tu piel las locuras de mi mente, mis fantasías
Que se arropan en tu piel y se bañan de tu fuego,
Dejo en tu piel la humedad de mi lengua, que
Intenta recorrer tu cuerpo en las imágenes de tu presencia
Dejo en tu piel mi jardín eterno lleno de memorias,
De recuerdos, de risas, de los roces de nuestros poros,
Dejo en tu piel mi mar salvaje con las esencias de los licores,
Que en cada luz de la noche bañan tu cuerpo mientras
Nos observan las estrellas allá en un cielo que es un fragmento del sueño,
Dejo en tu piel mis meditaciones que son como el recuerdo
Del espejo de tantas madrugadas verdes, de anocheceres de ecos,
Dejo en tu piel mis párpados que aletean sobre la frontera de
Ese laberinto en donde dejas tus huellas como un ave,
Dejo en tu piel los rayos de mi viento solitario, cómplice
De sueños lentos que saben a cantos que se pierden en los sonidos de lo nuevo,
Dejo en tu piel una esperanza de que camines sobre mí
Almohada y salgas de mis sueños para que te conviertas en un ser real,
Nadando sobre las nubes en mi existencia terrenal
Para convertirnos en piel y encarnarnos en nuestro traje para dejar
Morir nuestras sombras individuales mientras que dejamos
Que nuestras pieles tejan sus sombras en las nubes de lo eterno.

Jorge Gustavo Navarrete Regalado

domingo, 5 de julio de 2009

PSICOTERAPIA NARRATIVA

¿QUE ES LA TERAPIA NARRATIVA?
Una introducción
Traducido y sintetizado de Morgan Alice, 2000: What is Narrative Therapy? An easy to read introduction. Adelaida: Dulwich Centre Publications.


INTRODUCCIÓN
La terapia narrativa busca un acercamiento respetuoso, no culposo (non-blaming) de la terapia y el trabajo comunitario, la cual centra a la persona como expertos en su vida.
Ve el problema separado de las personas y asume que las personas tienen muchas habilidades, competencias, convicciones, valores, compromisos y capacidades que los asistirá a reducir la influencia del problema en sus vidas.
Entre otros hay dos principios importantes:
1. Mantener un estado de genuina curiosidad
2. hacer preguntas de las que realmente no se sabe la respuesta
las conversaciones narrativas son interactivas y siempre en colaboración con la persona que consulta al terapeuta. El terapeuta busca entender lo que es de interés para la persona que lo consulta y como el camino se ajusta a las preferencias de quien lo consulta.
Es común preguntar:
• ¿Qué te parece esta conversación?
• ¿Seguimos hablando de esto o hay algo más que te interese?
• ¿de esto quieres hablar?
La conversación puede tomar muchas direcciones, siempre se puede cambiar de camino, volverlo a retomar, ir por el mismo camino. No hay un camino “correcto” sino muchas posibilidades de dónde escoger.
CAPITULO 1
ENTENDER Y VIVIR NUESTRAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA
Las historias o narrativas son importantes y para la terapia narrativa,la palabra historia o narrativa significa:
• Eventos
• Ligados en una secuencia
• A través del tiempo
• De acuerdo con un tema (plot)
Como humanos, interpretamos. Le damos significado a las experiencias de la vida diaria. Buscamos la manera de explicar los sucesos y darles un sentido. Este significado forma el tema de una historia (narrativa).
Todos tenemos muchas historias acerca de nuestras vidas y relaciones que ocurren de manera simultánea.
Tenemos por je. Historias acerca de nosotros, de nuestras habilidades, dificultades, competencias, acciones, deseos, trabajo, éxitos y fracasos. La manera como hemos desarrollado estas historias está determinado por la manera como hemos ligado ciertos eventos, en una secuencia y atribuído significado.
X x x x x
X x x x x x
X x x x x xxx x x
Son eventos ligados en una secuencia a través del tiempo. Son seleccionados sobre otros que no encajan en la historia dominante. Los que quedan fuera de la historia dominante permanecen ocultos o con menos significado a la luz del tema dominante.
Por ejemplo si yo tengo una historia dominante de que soy buena conductora, cada vez que yo respeto las señales, le doy significado y se agregan a la historia. El día que me multen, como no va de acuerdo con la historia dominante, queda oculto o no tiene tanto significado.
Las historias nunca se producen aisladas del mundo.
EFECTOS DE LAS HISTORIAS DOMINANTES
La historia dominante no solo afecta en el presente, sino que tendrá implicaciones para las acciones futuras.
El significado que le de a estos eventos no son neutrales, tienen efectos que le darán forma a mi vida en el futuro.
VIVIMOS VARIAS HISTORIAS A LA VEZ
Nuestras vidas tienen muchas historias. Ninguna está libre de ambigüedad o de contradicción y ni una historia puede encapsular o manejar todas las contingencias de la vida.
Otros eventos, la interpretación de otras personas sobre estos eventos y mis propias interpretaciones pueden llevarme a una HISTORIA ALTERNATIVA.
Esta historia alternativa también tiene efectos- Al principio puedo resistirme y con el tiempo convencerme de esta nueva historia.
DIFERENTES TIPOS DE HISTORIAS
Hay diferentes tipos de historias con las que vivimos nuestra vida y nuestras relaciones, incluyendo las historias del pasado, presente y futuro.
Las historias pueden pertenecer a los individuos y/o a las comunidades. Puede haber historias familiares e historias de relaciones.
Todas las historias pueden ocurrir al mismo tiempo, y los eventos, al ir sucediendo, serán interpretados de acuerdo al tema dominante en ese momento.
El acto de vivir requiere que nos enganchemos en la meditación entre las historias dominantes y las historias alternativas de nuestra vida. Siempre estamos negociando e interpretando nuestras experiencias.
La manera como entendemos nuestras vidas están influenciadas por la amplitud de las historias de la cultura en que vivimos.
Los significados que le damos a los eventos que ocurren en una secuencia a través del tiempo no ocurren en el vacío. Siempre hay un CONTEXTO en el que las historias de nuestra vida se forman. Este contexto contribuye a las interpretaciones y significado que le damos a estos eventos. Es el CONTEXTO de GENERO, RAZA, CLASE, CULTURA Y PREFERENCIAS SEXUALES son poderosos contribuyentes a los temas de las historias en las que vivimos.
Ej. Si yo pienso que soy buena terapeuta, dependerá de lo que mi cultura diga o crea que es una buena terapeuta. Tendrá también que ver con mi aspecto físico – delgada, guapa, bien vestida (a diferencia de la que es negra, llenita, vestida casual) o la que es fácil de escuchar.
Las creencias, ideas, y prácticas de la cultura en que viva juega parte importante en el significado que le damos a nuestras vidas.
CAPITULO 2
HISTORIAS EN EL CONTEXTO TERAPEUTICO
La historia dominante es una historia delgada. Generalmente es creada por otros que tienen más poder, aunque también por uno mismo, por ejemplo padres, maestros, profesionales de la salud. Esto tiene consecuencias.
La descripción delgada, la historia dominante, concluye en la identidad de las personas en una forma negativa.
Estas conclusiones delgadas se ven como verdades de la identidad de la persona. Son historias saturadas de problemas.
Las conclusiones delgadas oscurecen las relaciones de poder y los actos de resistencia que pudo haber hecho esa persona.
Estas conclusiones delgadas hacen más fácil encontrar evidencia de la historia dominante, siendo más difícil encontrar las historias alternativas.
LAS HISTORIAS ALTERNATIVAS son historias identificadas por las personas que nos consultas y que van en dirección a la vida que desean, reducen la influencia del problema en su vida y crea nuevas posibilidades de vida.
Se busca, entonces, una descripción rica y detallada de la historia alternativa y cómo se teje con la de otros.
CAPÍTULO 3
EXTERNALIZANDO LAS CONVERSACIONES: NOMBRAR AL PROBLEMA
Al proceso de separar el problema de la persona se le llama EXTERNALIZACIÓN y es el fundamento, en que se construyen las conversaciones. Es una actitud y una orientación en la conversación, no simplemente una técnica.
Para facilitar este proceso, es importante imaginar al problema como una “cosa” que está sentado en otra silla.
A veces al problema se le puede dar una identidad o darle un nombre como persona, a esto se le llama personificar el problema. Las personas que consultan por anorexia le llaman a su problema “Rex”, “el demonio”, “Fred”, o simplemente “anorexia”.
Se puede también, pedirle a la persona, particularmente a los niños, que dibujen al problema, esto puede ayudar mucho.
NOMBRAR AL PROBLEMA
El lenguaje y el nombre para el problema viene de la persona que nos consulta. Hay que checar que el nombre del problema le diga algo a la persona que nos consulta. Jamás se debe imponer el nombre del problema por parte del terapeuta.
El nombre del problema puede ir cambiando conforme se van descubriendo más de sus características.
¿QUÉ SE PUEDE EXTERNALIZAR?
• Sentimientos: la culpa, el miedo, los celos
• Problemas entre las personas: las peleas, las culpas, los conflictos, el discutir
• La cultura y prácticas sociales: la culpabilidad a las madres (mother-blaming), la culpabilidad de los padres, la dominancia heterosexual, el racismo
• Otras metáforas: “la pared de resentimiento”, “el bloqueo”, “la ola de desesperanza”
A veces se pueden aliar varios problemas al mismo tiempo, se puede hacer una lista de prioridades y que la persona escoja con qué quiere trabajar. Es importante que la externalización o el nombre que se le de al problema, vaya de acuerdo con su experiencia de vida.
Es muy importante tener cuidado en considerar el contexto amplio.
Es crucial que el lenguaje que se escoja en la externalización de las conversaciones no refuerce, sin querer, las ideas dominantes que apoyan al problema sino que el nombre del problema verdaderamente represente la experiencia de quien nos consulte. Así que “no irse con la finta” y explorar más.
Es importante tomar en cuenta y explorar el contexto social en que ocurre el problema como parte importante de externalizar el problema, lo que en apariencia puede llamarse “berrinche”, enrealidad puede ser “rabia” si se toma en cuenta asuntos de poder e injusticia en la vida de alguien, o de abuso.
Debido a la prevalencia del abuso, checar si es parte del contexto de la vida de una persona, es muy importante no pasarlo por alto, sobretodo con los niños.
Si hay dudas sobre qué externalizar, necesitamos preguntar más, para tener más información. Mientras puede llamarse simplemente el problema.
¿POR QUÉ EXTERNALIZAR LAS CONVERSACIONES?
Al separar el problema de la persona, se abre un espacio para que las personas actúen en contra del problema y se abre un espacio para trabajar co-operativamente a revisar su relación con el problema.
Los problemas se ven menos fijos si se habla de esta manera. Cuando las personas se separan del problema, sus habilidades, intereses, competencias, compromisos se hacen más visibles. Al ser más visibles, están más al alcance y reduce la culpa y la condena y deja lugar a la responsabilidad.
Externalizar conversaciones desempodera los efectos de la etiqueta, la patologización, el diagnóstico que generalmente son sentidos por las personas como que empobrecen sus vidas.
Se abren posibilidades para describirse a sí mismos y a sus relaciones desde una posición nueva y no saturada de problemas. Permite un desarrollo de una historia alternativa que sea más atractiva para las personas o la familia.
Al separarse del problema, empiezan a hablar de sí mismos como afectados por el problema en vez de ser ellos el problema, y se abren opciones, será más fácil darse cuenta de las veces que están separados del problema o que éste no esté presente. A esto se le llama RESULTADOS ÚNICOS los cuales proveen espacios para historias diferentes y descripciones más ricas de la vida de las personas.
De esta manera, la persona deja de pensar a quien culpar y piensan en el problema como una identidad independiente. La cooperación y la colaboración se vuelven más posibles cuando el problema no está localizado en la identidad de las personas.
Del problema se puede explorar:
• Sus trucos
• Tácticas
• La manera en que opera: una niña refería que el problema la malaconsejada diciéndole que no valía la pena intentar hacer la tarea porque de todos modos no iba a poder.
• La manera en que habla
• Su tono de voz
• Sus intenciones
• Creencias
• Ideas, planes gustos y disgustos (una mujer me dijo que a la anorexia no le gustaba que platicara conmigo)
• Sus reglas, propósitos
• Deseos, técnicas, sueños
• Quien lo apoya o lo sostiene en sus mentiras
De esta manera se ve como una cosa separada. El terapeuta no debe presumir o suponer que “conoce” como trabaja el problema.
RESUMEN: CARACTERÍSTICAS DE LAS CONVERSACIONES QUE EXTERNALIZAN.
• El problema está fuera y se puede discutir la relación del problema con la persona (a diferencia de las conversaciones que internalizan pensando que el problema está dentro de la persona).
• Los problemas son externos y están fuera de la persona y de su identidad (en vez buscar lo que está mal y deficiente en el individuos.).
• Las acciones se ven como eventos que suceden en secuencia, a través del tiempo y de acuerdo a un tema particular (en vez de ver las acciones como manifestaciones superficiales de algo central)
• Invitan a las personas a discernir su propio significado y explicación de los eventos, en vez de buscar las opiniones de otros.
• Permiten una descripción múltiple de la identidad, en vez de totalizar a la persona con una identidad.
• Hacen visibles las prácticas sociales que promueven, sostienen y nutren al problema.
• Permiten descripciones ricas de las vidas de las personas y las relaciones.
• Examina las historias culturales y socio-políticas que influye en la vida de las personas que nos consultan (en vez de las influencias internas).
• Celebra la diferencia, cuestiona las nociones de “normas”, busca hacer visible las prácticas discriminatorias y sus efectos en las personas, (en vez de “categorizar” a las personas según lo diferentes que son en relación a la “norma”. La gente vista como diferente se siente, con frecuencia, discriminada).
• Se involucra en consultar a las personas acerca de los cambios o re-negociación de su relación con los problemas.
• Sostiene que las personas son expertas sobre sus vidas y relaciones (en vez de ver a los que están fuera del problema como los expertos, por ejemplo a los profesionistas).
• El agente del cambio es común (en vez de estrategias designadas por otros para “arreglar” el problema) Se destapan habilidades y saberes que están presentes.
• Busca descripciones alternativas fuera de la descripción del problema.
CAPÍTULO 4
TRAZANDO LA HISTORIA DEL PROBLEMA
Una vez nombrado el problema, se investiga la historia del mismo, en la vida de la persona, lo cual incluye cualquier cosa del pasado distante, quizá antes
de que el problema entrara a la vida de la persona, hasta lo más cercano al día anterior, la semana pasada, antes de la cita, un minuto ante.
Explorar cuanto toma el problema en sus vidas, por ejemplo si su vida tiene un 10, cuanto tiene el problema,
Esta historia del problema ayuda a ver cómo se mueve el problema y ver áreas en donde el problema tiene menos influencia (resultados únicos) y se pueden ver las habilidades de las personas en ese momento.
Las conversaciones que trazan la historia del problema permiten al terapeuta tener un sentido sobre el significado (conclusión delgada) que la persona ha alcanzado durante la existencia del problema. Por ejemplo alguien puede decir que la ansiedad es muy fuerte aun antes de la cita porque no puede lidear con situaciones nuevas (conclusión delgada derivada de la ansiedad) . Estas conclusiones delgadas se pueden explorar rn otras conversaciones para abrir posibilidades para nuevos y diferentes significados.
La historia del problema también posibilita el descubrir cómo las personas han influido sobre el problema. Si el problema ha tomado 8 de 10 de la vida de una persona, se puede explorar qué pasó en ese tiempo, que habilidades, competencias, deseos u esperanzas de la persona se conectaron para reducir la influencia del problema y puede llevarnos a tener diferentes conversaciones que no estén saturadas del problema.
CAPÍTULO 5
EXPLORANDO LOS EFECTOS DEL PROBLEMA
1.- Nombrar el problema
2.- Cómo afecta a la persona en lo que piensa de sí misma, en cómo se ve como madre, esposa, hermana, trabajadora.
Cómo afecta sus esperanzas y sus sueños, sus relaciones, en su trabajo, vida social, en sus pensamientos, salud, ánimo, vida cotidiana.
Si se ve a una familia, se le pregunta a cada uno sobre los efectos del problema.
El hecho de hablar de los efectos del problema va en contra de los intereses del problema y tiene el potencial de reducir la influencia del mismo.
Luego se evalúan los efectos del problema, si va o no con la vida de la persona, si es bueno o malo, si ayuda o no, si es positivo, negativo o neutro, de qué le gustaría que hubiera más o menos.
El terapeuta jamás asumirá que sabe los significados de los efectos del problema para la persona que lo está discutiendo, por lo tanto tiene que preguntar para que realmente entienda la situación.
3.- EVALUAR por qué evalúa de esa manera los efectos del problema. De aquí se empieza a trazar una historia diferente en la vida de las personas y sobre sus preferencias e intereses. Atraer la atención a esto, ayuda a reconectar con estas partes.
4.-JUSTIFICAR: investigar el por qué los evalúa de esa manera.
CAPÍTULO 6
SITUANDO EL PROBLEMA EN EL CONTEXTO:
DESCONSTRUCCIÓN
Desde el punto de vista de la terapia narrativa, los problemas solo sobreviven cuando están respaldados por ideas particulares, creencias y principios.
Por ejemplo:
Los actos de violencia de los hombres y el abuso contra las mujeres, sólo pueden existir cuando está apoyado por ideas particulares de dominancia masculina que sirven para justificar su violencia.
O la anorexia y la bulimia, sobreviven en culturas que valoran la delgadez, donde el éxito y la competencia se juzgan en términos de la forma y tamaño del cuerpo, culturas que promueven la autovigilancia y el individualismo.
La terapia narrativa está interesada en descubrir, reconocer y llevar a parte (desconstruir) las ideas, creencias, prácticas de la cultura en que vive la persona y que sirven para asistir al problema y a su historia, de esta manera es más fácil cuestionar y desafiarlas.
Generalmente, las creencias e ideas que asisten al problema, ,se dan por hecho como “verdades” ,
A través de preguntas y conversaciones, se puede trabajar, examinar estas ideas, y ver cómo sostienen al problema y trazar su historia.
Se llama DESCONSTRUCCIÓN a resaltar y examinar las verdades que se dan por hecho.
Ejemplos de preguntas:
• ¿Cuáles son tus ideas acerca de . . .
• ¿Qué idea tienes acerca de lo que hace “bueno” o “malo” . . . (tal comportamiento o relación).
• ¿Cómo se desarrollaron, de dónde salieron?
• ¿Te gustan estas ideas, estás de acuerdo?
• ¿Cuáles de estas ideas ayudan a tu relación, cuales la entorpecen o van en contra?
La terapeuta hará preguntas acerca de la historia de estas ideas y los efectos en su vida y sus relaciones.
Al nombrar y “desempacar” alguna de las prácticas culturales dominantes, se puede explorar cómo ha sido afectada la relación, la historia de estos efectos y considerar las maneras en que cada persona puede vivir su propia experiencia.
LA DESCONSTRUCCIÓN puede llevar a cuestionar las ideas que “dan por hecho” y abren alternativas para asistir a las personas a cuestionar o desafiar y romper con la visión del problema y a estar más conectadazos con lo que ellos prefieren para sus vidas, modos de ser y de pensar.
También son asistidos para romper con las estructuras que sostienen al problema. Estas conversaciones exploran las condiciones de GÉNERO, CLASE, RAZA Y/O SEXUALIDAD y cambian el enfoque de un proceso interno de la persona a un enfoque externo y de creencias.
La desconstrucción ayuda a las personas a “desempacar” las historias dominantes y las ve desde diferentes perspectivas. La historia dominante se sitúa CULTURAL E HISTÓRICAMENTE. Estas conversaciones habilitan
con frecuencia a las personas a romper con el sentimiento de culpa y condena al ver que el problema no habla de su identidad.
Cuando se ven las ideas que han apoyado al problema, se ve también las veces en que la persona desafió o se paró en contra del problema, éste es un RESULTADO ÚNICO que abre posibilidades para descubrir una historia alternativa.
CAPÍTULO 7
DESCUBRIENDO RESULTADOS ÚNICOS: escuchar cuando el problema tiene menos influencia
Las terapeutas narrativas realizan una doble escucha en la historia que cuenta la persona la que habla del problema y las veces que contradice al problema y que está fuera de la historia dominante.
El RESULTADO ÚNICO es cualquier cosa que no le guste al problema y que no se acomode con la historia dominante-
Los puedes encontrar en el pasado, el presente y/o el futuro, y puede ser: un plan, una acción, un sentimiento, una frase, un deseo o sueño, pensamientos, una creencia, una habilidad, un compromiso.
DESCUBRIENDO RESULTADOS ÚNICOS
Se pueden descubrir durante las conversaciones terapéuticas así como entre ellas y antes y después de éstas., por ejemplo, ¿trató la ansiedad de detenerte de venir?
Una vez que la historia del problema y sus efectos han sido trazados, la terapeuta escucha por cualquier vez en que el problema haya tenido menos, poca o ninguna influencia sobre la persona.
Los resultados únicos pueden, con frecuencia, pasar desapercibidos, a menos que la terapeuta escuche y esté al pendiente de ellas y pues pueden servir como oportunidades para descripciones más ricas de las vidas y relaciones de la persona que nos consulta.
X x x x x hist. alternativa
X x x x x x
X x x x x hist. dominante
Los resultados únicos no existen aislados, así como el problema nunca tiene el 100% de éxito en la vida de las personas.
Los resultados únicos no son un golpe de suerte, sino momentos brillantes que ofrecen una apertura a una conversación diferente, apertura para escapar de la conclusión delgada y moverse a una descripción más rica.
Los resultados únicos no lo son, sino hasta que la terapeuta consulta a la persona sobre su significado, es la persona y no el terapeuta quien decide si es o no un resultado único.
Es común caer en la trampa de detectar épocas lejos de la historia dominante y tratar de convencer a la persona que nos consulta de que ese evento es significativo, y sólo lo será si la persona lo estima así, no el terapeuta.
La terapeuta puede hacer preguntas directas para descubrir el significado de un evento que sospeche puede ser un resultado único, por ejemplo: ¿qué piensas, es importante para ti o no, qué te parece, te sorprendió está actitud o no?
A veces, el significado que tiene para la persona se puede notar en el cambio de emoción o el lenguaje corporal, el tono de voz cambiar de más emocionado o más relajado (relieved). No hay que asumir sino aclarar.
Las expresiones de la gente le dicen al terapeuta cómo han juzgado el evento, y es importante que el terapeuta clarifique.

EL BESO

El Beso
Un beso es un instante, de esos en donde existe una explosión de galaxias,
Es un momento en donde dos almas se conectan, un espacio en donde el tiempo
Se detiene, donde los labios se encuentran en un juego perfecto, un rico beso
Despierta el placer más fino y perverso del cuerpo, un beso es entrar a otro universo,
Es beber la esencia bella de la persona, es palpar ese jugoso y exquisito beso,
El beso es el grito de los cuerpos palpitantes antes la emoción de un beso,
El beso son las memorias de los tiempos, de los recuerdos, un beso largo, un beso corto,
Un beso robado, un beso dado, un beso suave, un beso salvaje, un beso seco,
Un beso mojado, el beso es la presencia eterna de los amantes,
Por un beso vivo por un beso muero, el beso néctar de los sexos, besos prohibidos,
Besos inocentes, el beso la fuente eterna de experiencias, el primer beso, el último beso,
Un beso un instante del pasado, del presente y del futuro, de amores perdidos, de amores
Prohibidos, de amores actuales, de amores amantes, de amores de novios, de amores vivos,
Un beso es perderse y olvidarse es flotar entre las estrellas y bailar en la luna,
Es vivirlo en cada parte de la piel y del alma, un instante que es eterno, un beso, un rico beso

Jorge Gustavo Navarrete Regalado