domingo, 17 de mayo de 2009

EL CANTO A LOS JOVENES DEL MAESTRO MARIO BENEDETTI

¿Qué les queda a los jóvenes?

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

DEL GRAN MAESTRO MARIO BENEDETTI DESCANSE EN PAZ

HONOR AL MAESTRO BENEDETTI SUS HERMOSOS POEMAS

Si Dios fuera una mujer


¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.


Saberte aquí

Podés querer el alba
cuando quieras
he conservado intacto
tu paisaje
podés querer el alba
cuando ames
venir a reclamarte
como eras
aunque ya no seas vos
aunque mi amor te espere
quemándose en tu azar
y tu sueño sea eso
y mucho más
esta noche otra noche
aquí estarás
y cuando gima el tiempo
giratorio
en esta paz ahora
dirás
quiero esta paz
ahora podés
venir a reclamarte
penetrar en tu noche
de alegre angustia
reconocer tu tibio
corazón sin excusas
los cuadros
las paredes
saberte aquí
he conservado intacto
tu paisaje
pero no sé hasta dónde
está intacto sin vos
podés querer el alba
cuando quieras
venir a reclamarte
como eras
aunque el pasado sea
despiadado
y hostil
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros
aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí.


Te quiero

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

UNA PEQUEÑISIMA MUESTRA DEL MAESTRO DESCANSE EN PAZ MERIO BENEDETTI

jueves, 14 de mayo de 2009

CAMINEMOS

CAMINEMOS

Dame tu mano en silencio, juega con mis dedos,
Despacito acariciame suavemente así
Como cuando acaricias tu piel, tu cuerpo
Camina paso a pasito por mi tierra que recibe el fuego
De tus besos, de tus pasos, mientras en mí, crece la fogata
Y mis labios se hacen arcilla encendida,
La nieve de mis montañas se derriten bajo el intenso calor
De tus manos de fuego que me llevan a cabalgar, a calmar la sed
Mientras se agrieta la tierra, se abre el surco,
Tu boca amasa la caliente arcilla que enciende mí rostro,
La tierra de fuego grita por el agua de los cuerpos
El surco espera la chispa de mis brazas,
Tus manos de fuego se resbalan por la tierra, por mis surcos
Tu boca se pasea en el surco ardiente de mi piel,
Tu piel deja caer las gotitas del vapor que sale por tus poros,
Camina junto a mí, paso a pasito, así como siempre,
Acerca tu cuerpo, acurrúcalo junto a mí y deja
Que mis brazos te cubran con mi fuego mientras
Cabalgamos en medio de gritos, de suspiros y de sueños
Nuestro fuego enciende la libertad de la conciencia
Que nos deja vivir así cubiertos de nuestro ardiente
Deseo encerrado en el tiempo, mientras los dedos
Derriten el hielo, velando los surcos de las promesas
La boca deja salir el aliento y lanza un soplido para
Que el fuego arda mientras seguimos nuestro camino,
Mientras cabalgamos hacia el infinito de las lenguas
Que con sus gritos se envuelven y se esconden bajo
Los miradores que dejan ver las figuras ahí
Junto a la humedad, bajo el humo de las serpientes
De fuego que dejan su rastro entre los surcos llenos
De sal de nuestras ardientes bocas encendidas de pasión,
Cabalgamos envueltos en fuego,
Cabalgamos en busca del agua,
En medio de gritos, caballos salvajes
Que parten la tierra, que parten el surco que ahora
Descansa bajo el viento que mueve las sabanas del tiempo,
Caminemos tú y yo así paso a pasito, mientras
Dejamos que la noche siga, mientras vemos
Como las cenizas encienden una vez más nuestro fuego.

JORGE GUSTAVO NAVARRETE REGALADO

domingo, 10 de mayo de 2009

Psicoterapia

La terapia desde el punto de vista del construccionismo social ¿tiene algún sentido la terapia?

Jairo A. Rozo Castillo
Psicólogo e investigador social
Estudiante doctorado
Universidad de Sevilla
Sevilla, España



"Si uno sabe lo que hará, está limitado, pero si sabe mejor lo que no hará, entonces habrá una enorme cantidad de cosas que podrá hacer"
Goolishian.


"No nos relacionamos con la vida "misma" sino con nuestra comprensión de la vida"
Tom Andersen





Introducción

Dentro del debate propuesto por el curso "Lenguaje, Conducta y Cognición", una de las propuestas teóricas que más me llamó la atención fue la propuesta por Kenneth Gergen en su teoría del construccionismo social y la posibilidad de observar su aplicación en muchos campos aplicados, particularmente la psicoterapia. Además, se percibía en dicha propuesta un "revolcón" no solo en las ciencias sociales sino en otros aspectos del desarrollo cultural de la humanidad, "revolcón" que ha recibido el nombre de posmodernismo. Por ello considere válido unir estas temáticas de interés personal y tratar de presentar un abrebocas teórico para entender como puede existir una psicoterapia construccionista o posmodernista.



El construccionismo social: la opción ante el modernismo



La historia del conocimiento se ha organizado de manera muy particular a través de la evolución del tiempo. Los cánones del conocimiento vigente en cada época tienen un momento de total dominación y éxito ya que se consideran los discursos mas acertados sobre la realidad existente. Sin embargo, en algún momento tal discurso empieza a desmoronarse y empiezan a encontrarse fallos importantes que hacen que se generen discursos alternativos muy antagónicos y competitivos con respecto al dominante, hasta que finalmente le reemplazan, una tesis es reemplazada por una antítesis y posteriormente sigue una especie de síntesis novedosa que a su vez vuelve a generar una nueva antítesis y así sucesivamente. Sin lugar a dudas esta forma de interpretar la evolución del conocimiento es muy dialéctica y también puede leerse con algunas diferencias en la propuesta kuhniana (Kuhn, 1981) del desarrollo de la ciencia a través de paradigmas que luchan y se establecen durante periodos determinados.



A este respecto la organización de la cultura a seguido patrones similares. Por ejemplo, hace algunos siglos el movimiento vigente y dominante era la ilustración. La visión del hombre ilustrado (siglos XVII y XVIII) era la de un hombre observador y racional (Descartes, Spinoza, Hobbes y Newton) que desafiaba el derecho divino (Gergen, 1992). Pero posteriormente fue reemplazada por el romanticismo (siglo XIX), movimiento basado en los sentimientos morales, la solidaridad y el goce interior de la vida, una visión, sin lugar a dudas, más hedonista y menos pragmática que pone el acento en lo que no se ve. Y a su vez este fue seguido por el modernismo, que reunía características propias de la ilustración pero desarrolladas de una forma muy distinta. La visión del hombre moderno (propia del siglo XX) concibe que los elementos claves del funcionamiento humano son la razón y la observación.



Se ve en las ciencias, las actividades de gobierno y empresariales. Esta convencida de que las personas son agentes racionales que tras examinar los hechos toman las decisiones que corresponden. Es un neoilustracionismo pero con la fuerza que le aporta la ciencia y la tecnología. El avance es un movimiento en permanente ascenso hacia la meta, a través del perfeccionamiento, la conquista y los logros materiales. Los argumentos centrales del modernismo son el progreso, la búsqueda de la esencia de las cosas y el hombre máquina (funcional y productivo).



Pero al movimiento modernista del siglo veinte que ha sido expresado en el arte, el folclore, la música, la ciencia, la política, la moral y demás manifestaciones de la cultura humana, le ha surgido una nueva antítesis, que pretende remover los cimientos del modernismo y volver a reconstruir (o tal vez deberíamos decir desconstruir) sobre sus ruinas una nueva forma de concebir la realidad. El posmodernismo es una forma alternativa y por lo tanto, rompe con los esquemas mas arraigados del modernismo en los diferentes campos de la cultura, lo que lleva sin lugar a dudas a la generación en el mundo modernista del miedo, la resistencia al cambio y la duda de que exista otra forma de ver el mundo que no responda al patrón modernista.



El posmodernismo es el termino con el cual se trata de agrupar a una variopinta manifestación de diferentes autores en diferentes áreas que tratan de soltarse de la camisa de fuerza que es, para ellos, el modernismo. El posmodernista se enmarca en una conciencia generalizada del agotamiento de la razón, tanto por su incapacidad para abrir nuevas vías de progreso humano como por su debilidad teórica para sortear lo que se avecina. La racionalización de la sociedad no conlleva ninguna perspectiva utópica, sino que más bien conduce a un aprisionamiento progresivo del hombre moderno en un sistema deshumanizado.



La modernidad creía que existía un vínculo fuerte y necesario entre el desarrollo de la ciencia, la racionalidad y la libertad humana, pero lo que sobrevino fue el triunfo de la razón instrumental que no conduce a una realización concreta de la libertad universal sino a la creación de una "jaula de hierro" de racionalidad burocrática de la que nadie quiere escapar (Picó, 1992).



La posición posmoderna es escépitca, duda de la capacidad de la razón, y por sobre todo del lenguaje, para representarnos o para informarnos "cuál es la cuestión". Si el lenguaje esta dominado por intereses ideológicos, si su uso esta regido por convenciones sociales y su contenido por el estilo literario en boga; no puede reflejar la realidad, por lo tanto no hay descripción objetiva (Gergen, 1992). Tal conclusión es uno de los golpes mas devastadores para la modernidad y sobre todo para su reina: "la ciencia". En tal caso no hay motivo objetivo alguno para sostener que una persona tenga pasiones, intencionalidad, razón, rasgos de personalidad o cualquier otro elemento propuesto por las cosmovisiones romántica o modernista. Todos estos conceptos están ligados a circunstancias sociales e históricas, son el producto de fuerzas ideológicas y políticas, de comunidades que se atrincheran y de las modas estéticas o literarias.



En este orden de ideas el centro en torno al cual gira nuestra sociedad modernista que es el yo (yocentrista), cae de su pedestal en la sociedad posmoderna, ya que el nuevo énfasis y centro de acción son las "relaciones" (relaciocentrista), que serían el principal producto que permitiría la construcción del yo en la interacción social y no al revés. Un individuo nace dentro de una relación y a la vez que es definido por ella, la define. Cuando uno muere lo que perece es una pauta de relaciones. Precisamente el movimiento que en ciencias sociales a tratado de leer y expresar las ideas posmodernistas se denomina construccionismo social.



El construccionismo social (Hoffman, 1996) cree que las ideas, los conceptos y los recuerdos surgen del intercambio social y son mediatizados por el lenguaje. Todo conocimiento -sostienen los construccionistas- evoluciona en el espacio entre las personas, en el ámbito del mundo común y corriente; y es sólo a través de la permanente conversación con sus íntimos que el individuo desarrolla un sentimiento de identidad o una voz interior.



Desde Wittgenstein hasta los teóricos contemporáneos de la literatura, los estudiosos han establecido que el lenguaje de la vida mental cobra significado a partir de su uso social. El significado de "un buen razonamiento", de "malas intenciones" o "memoria precisa", está determinado según se empleen tales expresiones en las relaciones que entablamos. Los individuos por sí mismos no pueden significar nada: sus actos carecen de sentido hasta que se coordinan con los otros (Gergen, 1992).



El construccionismo, por lo tanto apoya la idea de que no hay verdades sociales incontrovertibles, sino sólo relatos del mundo, relatos que nos contamos a nosotros mismos y que contamos a los otros. Y por ello, la mayoría de los psicoterapeutas tienen un relato acerca de cómo los problemas se desarrollan y como se resuelven o disuelven. Esta idea implica que el terapeuta entra en la acción terapéutica con una idea preconcebida de la mejor intervención posible (la teoría que sustenta su terapia) para enfrentar los problemas y lo que se busca en la relación terapéutica de forma implícita es una hipótesis que apoye el esquema ya preconcebido. Es decir, si se es psicodinámico se buscará dentro de la narración del cliente algún trauma o déficit en el desarrollo, mientras que si se es conductista la explicación se centrara en patrones conductuales aprendidos que se deben desaprender y reemplazar por otros más adaptativos. Si se es sistémico se observará en las narraciones de los miembros de la familia patrones de interrelación inadecuados que contribuyen a que el sistema este mal, si se es logoterapeuta (un tipo de terapia existencial humanista) se buscara un déficit en la posibilidad del paciente de encontrar un sentido a su existencia que le permita abordar la problemática de forma distinta y así sucesivamente. Esto expresaría que cuando el terapeuta se casa con un esquema particular, éste empieza a constreñir su forma de ver la terapia y termina encuadrando la realidad dentro del esquema.



Es necesario incorporar la duda, y una forma de hacerlo en la terapia es estableciendo una situación en la que se favorezca la presencia de una pluralidad de relatos y en la que los formatos de construcción conjunta superen los discursos individualistas y deterministas de un yo aislado y en medio de su realidad. Para entender esto pasaremos al siguiente apartado.



Los principios del construccionismo social aplicados a la psicoterapia.



Cuando observamos de cerca la terapia psicológica, nos damos cuenta que en los últimos años dentro de ella se están gestando manifestaciones contrarias al punto de vista modernista de la terapia. Estas manifestaciones se empiezan a gestar sobre todo en el ámbito de la terapia familiar sistémica y son influenciadas por las obras seminales, llenas de ideas sugestivas, de varios de los terapeutas que componían la llamada Escuela de Palo Alto, personas como Watzlawick, Bateson, Haley entre otros inspiraron a numerosos psicoterapeutas para desarrollar nuevos estilos de terapia basados en nuevas filosofías "no modernas", que venían articulándose con ideas provenientes de autores como Maturana, Varela o Gergen. Este conjunto de propuestas que tratan de atacar los estandartes de la psicoterapia científica moderna y que se agrupan o tratan de agrupar dentro de la etiqueta de construccionismo social, representaría dentro de las ciencias sociales al posmodernismo.



Los principios del construccionismo social en la psicoterapia se expresan de diferentes formas, vamos a tratar de agrupar aquí las más importantes o novedosas desde el punto de vista del autor.




1. Ante todo el primer compromiso construccionista propende por una ruptura tajante de la tradicional y asimétrica relación entre terapeuta y paciente. Es más el término paciente no debería ser utilizado en la nueva relación (se empieza a masificar la utilización del termino cliente -que obviamente esta muy cercana a la visión mercantilista del modernismo-) ya que su connotación médica esta expresando una asimetría, entre el enfermo, el que no sabe, y el sabio, el sano, el terapeuta. Este supuesto supone la desaparición del poder-control unilateral del terapeuta y propone una dinámica de co-construcción sistémica. Asume la responsabilidad de su poder de construcción dentro de la relacional/social. El terapeuta pierde su posición de experto, su estatus jerárquico desaparece.


2. Los trabajos posmodernistas suelen centrarse en ideas vinculadas al texto y la narración. En este contexto la narración es una unidad de significado que brinda un marco para la experiencia vivida. A través de las narraciones se interpreta la experiencia vivida, como lo expresa Bruner (1986) citado por Epston y cols. (1996): "Creamos las unidades de experiencia y significado a partir de una continuidad de la vida. Todo relato es una imposición arbitraria de significado al fluir de la memoria, porque destacamos ciertas causas y desestimamos otras, es decir, todo relato es interpretativo".



El construccionismo apoya la idea de moldeamos el mundo en el que vivimos y creamos nuestra propia "realidad", dentro del contexto de una comunidad con otros individuos; comunidad que por medio de sus posibilidades y restricciones económicas, políticas, sociales y culturales fija los límites de nuestras narraciones y limita nuestra posibilidad de elección a determinados contextos. Volviendo al contexto terapéutico, la mayoría de los terapeutas tienen un relato de cómo se desarrollan los problemas y cómo se disuelven o resuelven. Lo mismo, sobra decirlo, sucede en los clientes. Bajo esta perspectiva los relatos o narraciones en los que situamos nuestra experiencia determinan el significado que damos a la experiencia misma. Estos relatos son los que determinan la selección de los aspectos de la experiencia que será expresada y la forma de dicha expresión, determinando a su vez los efectos y orientaciones en la vida y las relaciones de la persona.



El énfasis sobre la narración vincula necesariamente la terapia posmoderna con las teorías de desconstrucción, dentro de la cual uno de sus principales exponentes es Jacques Derrida. La propuesta del análisis desconstruccionista nos obliga a mantenernos distanciados y escépitcos respecto de las creencias concernientes a la verdad, el poder, el yo y el lenguaje, creencias que casi siempre se dan por sentadas pero que no son absolutas sino completamente relativas. La Desconstrucción aboga por dejar a un lado los juicios absolutos de se es una cosa o se es otra "o...o", mas bien nos propone Derrida buscar siempre otra visión posible mas allá de "o...o" , con el fin de desconstruir nuestro mundo tal y como lo conocemos, buscando siempre lo inesperado que podría reemplazar esta visión. Gergen llama a la construcción-desconstrucción, progresión-pregresión. Un análisis progresivo de la utilización de un pesticida habla de sus efectos sobre determinadas plantas como cocaína y amapola y su erradicación de la naturaleza ya que generan la posibilidad de extraer drogas alucinógenas y permite que una mafia organizada llamada narcotráfico construya su imperio de ilegalidad, pero un análisis pregresivo permite ver que la utilización de pesticidas también altera el desarrollo de otras cosechas y las contamina e incluso envenena, produciendo a su vez alteraciones congénitas en las personas que consumen dicha alimentación. Si seguimos el análisis también vemos que el dañar otras cosechas impide que el campesino pueda sobrevivir vendiendo los productos que cosecha lo que a la larga genera mas pobreza y la necesidad de emigrar a la ciudad aumentando el desempleo, etc... y el análisis puede seguir así mirando diferentes aspectos político-socio-económicos que permiten desconstruir el discurso inicialmente lineal de utilizar pesticidas contra la cocaína y la amapola.



El análisis desconstruccionista es muy importante para el proceso de reflexión en terapia posmoderna que veremos más detenidamente en la siguiente sección.

3. El análisis del terapeuta a la situación del cliente nunca se puede considerar objetivo. No hay descripciones más correctas que otras para la realidad. La investigación social objetiva no existe, ya que no podemos saber que es la realidad social, no hay una verdad única, objetiva y absoluta. Por lo tanto la relación terapéutica co-construye una descripción de la realidad del cliente donde ambos son responsables y activos en el proceso de solucionar el problema.

4. Los puntos de vista individuales se transforman y amplían en la interacción social terapeuta-cliente. De hecho se propende por la ruptura con la idea de un individuo que construye un yo diferenciado, autónomo e inmutable que maneja sus actuaciones. Gergen en su libro "el yo saturado" (Gergen, 1992), manifiesta que es una falacia que el yo sea una entidad autónoma e independiente. La identidad individual es una ilusión modernista ya que el yo no esta dentro de la persona sino que tiene un compuesto temporal construido a partir de la interacción social, el yo no esta separado del otro por que es sólo a través de la relación social donde se construye la idea de una personalidad. El yo no se concibe como una entidad cosificada e intrapsiquíca sino como una entidad narrativa que se aborda dentro de un contexto de significado social. Como dice el filósofo Emanuel Levinas (citado por Lax, 1996) "el yo no empieza a existir en un momento puro de autoconciencia autónoma, sino en relación con el otro, ante quien permanece siempre responsable". En la terapia no se viene a imponer la realidad propuesta por un individuo (el terapeuta) sino que se viene a co-construir entre terapeuta y cliente una nueva forma de narrar la realidad del cliente.


5. Los terapeutas no pueden dejar de afrontar la cuestión de la construcción social de sistemas de creencias y que por lo tanto, no pueden renunciar al estudio de esos procesos en los que ellos también están profundamente involucrados.


6. Se define socialmente a la psicoterapia como un contexto para la resolución de problemas, la evolución y el cambio. Los problemas son acciones que expresan nuestras narraciones humanas, existen en el lenguaje y son propios del contexto narrativo del que derivan su significado (Anderson y Goolishian,1996). El cambio en la terapia por lo tanto es la creación dialogal de la nueva narración.


7. La patología en el construccionismo desaparece como tal. El meollo del asunto no es la etiología de los síntomas sino los procesos sociales e interpersonales y la dinámica que mantiene esos síntomas. El terapeuta podrá desencadenar un proceso de cambio si logra interferir la repetición de la misma experiencia que llevó al cliente a la terapia.


8. Del diagnóstico y la cura a la responsabilidad cultural. Gergen (1996) considera que a medida que el acento se desplaza a la construcción lingüística de la realidad, las enfermedades y los problemas pierden su privilegio ontológico ya que no son independientes sino construcciones culturales. No hay problemas más allá del modo en que una cultura los constituye como tales.


9. Desaparecen los niveles y capas jerárquicas estructurales. No existen capas jerárquicas donde unas son más importantes que otras y por lo tanto detentan en última instancia la causa de la situación considerada "problema" (Hoffman, 1996). Se propone un análisis de configuración lateral u horizontal que rompe con las dualidades síntoma superficial vs causa subyacente, contenido manifiesto vs contenido latente, comunicación abierta vs comunicación encubierta, etc. La configuración horizontal permite entender que existen formas de análisis todas de igual valor y que serán validadas y utilizadas para la intervención en la media en que el contexto social lo exija.


10. El lenguaje cambia en el contexto de la terapia posmoderna, su aplicación y utilización ya no son iguales a la que existía en la terapia modernista; ya que manifiesta un cumulo de ideales filosóficos que deben hallar su expresión en la relación terapeuta/cliente por medio de un nuevo lenguaje. Por ejemplo, La entrevista hecha por el terapeuta consiste en recoger y dar información simultáneamente con su cliente. Donde preguntas como: ¿Cuál es su problema? se reemplazan por ¿cómo ve ud. la situación?. El lenguaje es menos directivo y jerárquico, pretende convertir la situación relacional en democrática, basada en una configuración de igualdad de poder y expresión del mismo. Sobre este punto profundizaremos en la siguiente sección cuando hablemos de la terapia a partir de la ignorancia.

¿Existe una terapia construccionista/posmoderna?


Después de lo expuesto surge la pregunta anterior, pues aunque se ve un gran bagaje filosófico y epistemológico para ver la terapia, la práctica misma de la terapia no se ve nada claro cuando cada autor trata de exponerla o termina viéndose que se utilizan herramientas y técnicas psicológicas similares a las utilizadas en otros marcos conceptuales. Pareciera que la visión posmoderna solo quedará en el "bla bla bla".



Veamos que podemos poner en claro de las diferentes propuestas prácticas.



Empecemos por ver la opción terapéutica de Goolishian y Anderson (1996): "La ignorancia como enfoque terapéutico". Estos autores plantean como núcleo de su enfoque la posición no de experto del psicólogo sino de ignorante. El terapeuta parte de una ignorancia deliberada, ignorancia que es entendida como "no saber", ya que creen que no hay esencias que captar en las narrativas del cliente y por lo tanto el terapeuta tampoco puede ofrecer al cliente el secreto infame de su problema para que este pueda reemplazar sus viejas e ilusorias narraciones. Como no hay significados previos escondidos, sólo en la medida que se narra e interactúa en la terapia se forjan esos significados. El interrogatorio por lo tanto parte de una genuina curiosidad no determinada por hipótesis previas. Un elemento importante de la conversación terapéutica es los silencios y el manejo de preguntas a medio hacer, la propuesta es que el terapeuta a veces no hable o formule preguntas vacilantes a medio hacer y abiertas con largos períodos de silencio, con el fin de fomentar la participación y la invención dialógica del cliente.



Esta propuesta implica introducirse en la narración del cliente sin prejuzgar, analizar o dictaminar teórica o a priori el problema del cliente, implica meterse en su relato, preguntar y dialogar para saber su historia, no para dictaminar si es falsa o verdadera.



Los autores narran como un paciente que había pasado por numerosos terapeutas y no había superado su problema, entra en un nuevo contexto cuando el terapeuta simple y llanamente atiende a su narración sin prejuzgarla como falsa. El cliente temía tener una enfermedad contagiosa, cosa que medicamente no había sido probado y que todos los terapeutas le negaban, por lo tanto la terapia se centraba en hacer que dejara de creer en su supuesta enfermedad. El terapeuta que partía de la ignorancia simplemente consideró que su narración era válida en si misma y ello permitió generar un proceso altamente empático que poco a poco fue redundando en una mejoría del paciente con respecto, no tanto a su enfermedad, sino a su temor de estar gravemente enfermo.



Para Goolishian y Anderson los problemas son acciones que expresan nuestras narraciones humanas, existen en el lenguaje y son propios del contexto narrativo del que derivan su significado. El cambio en la terapia es la creación dialogal de la nueva narración. Vivimos en y a través de las identidades narrativas que desarrollamos en la conversación, ya que nuestro "yo" es siempre cambiante.



Por otro lado Hoffman (1996), considera que la esencia de la nueva terapia posmoderna se centra en la palabra "reflexivo". Ya que el enfoque trata de replegarse sobre sí mismo, ya sea utilizando equipos de reflexión para la terapia, conversaciones reflexivas entre los componentes de la terapia, interrogatorios reflexivos, etc.; que junto con la preponderancia del prefijo "co" describen la conversación terapéutica (co-creación, co-autoría, co-evaluación), lo que indica un proceso de influencia mutua y no de unidireccionalidad o jerarquía.



Veamos por ejemplo la propuesta de los equipos de reflexión. Andersen (1996) y el grupo de Noruega crean un grupo terapéutico que delibera sobre la familia y la familia ve como hace dicha deliberación, aplicándose luego el papel inverso. Andersen y sus colaboradores le llaman "el equipo de reflexión abierta".



El grupo de Milán (Selvini y cols., 1980 en Andersen,1996) creo un procedimiento y era un equipo que se reunía con la familia. Un miembro del equipo conversa con la familia mientras los demás miembros los observan a través de un espejo de una sola dirección. El terapeuta conversa con el equipo y luego trae a la familia las ideas y aportes de intervención de estos para avanzar en la terapia.



El grupo de reflexión abierta es una variación de el grupo de Milán, con una serie de aportes en cuanto a un lenguaje más democrático y co-creador que se debe utilizar, por ejemplo: "además de lo que uds. entienden, nosotros entendemos esto....". Y como vemos la diferencia sustancial es la bidireccionalidad del proceso planteado inicialmente por los italianos. En la propuesta noruega, no sólo el equipo tras el espejo ve a la familia con el terapeuta, sino que posteriormente la familia con el terapeuta ven tras el espejo o en la misma habitación la conversación del equipo de reflexión y en una tercera etapa volverían al estado inicial pero para conversar y discutir sobre los aportes del equipo de reflexión.



Andersen resume así sus normas de acción lingüística para asumir la terapia posmoderna:





1. Las reflexiones del equipo deben basarse en algo expresado durante la conversación "cuando escuche.... se me ocurrió....."

2. Los miembros del equipo al hablar públicamente deben tratar de no transmitir connotaciones negativas. En vez de decir "no entiendo por que no intentan esto o aquello", se dice: "me pregunto que pasaría sin intentarán hacer esto o aquello..."

3. Cuando familia y equipo están en la misma habitación y el equipo esta reflexionando se pide a estos miembros que se miren entre sí, es decir, que no miren a los que escuchan (clientes), con el fin de permitir que los oyentes se sientan en libertad de no escuchar.





Después la conversación se centra en la familia y el entrevistador, y se ofrece la oportunidad de que está discuta la charla del equipo. Conversar, ver conversaciones sobre lo conversado y volver a conversar, abre posibilidades de ver diferentes perspectivas de la misma situación. La conversación terapéutica en última instancia busca nuevas definiciones de uno mismo, nuevas descripciones, nuevos matices y comprensiones que permitan abordar el problema de una forma distinta.



Como dice Cecchin (1996): "no hay una verdad sobre el problema sino hipótesis que compiten en dar una explicación". Las posibilidades terapéuticas no pueden predeterminarse en virtud de la validez o la superioridad teórica de un modelo. Sin embargo, el construccionista no entabla una relación terapéutica despojado de ideas, experiencia o construcciones privilegiadas. El terapeuta al igual que los clientes acuden a la terapia provistos de ciertas versiones de la realidad. El desafío está en la negociación y la construcción de maneras de ser viables y sostenibles, que convengan a la familia, al terapeuta y a las formas de obrar culturalmente aceptadas.



Finalmente esta la propuesta de Epston y sus colaboradores (1996), que se denomina "terapia de re-escritura" y como su nombre lo indica es una terapia que esta basada en sendas misivas escritas entre terapeuta y paciente, es decir, que las posibilidades de reflexión después de la sesión personal donde se conversa, se desarrollan por cartas escritas por el terapeuta y contestadas por su cliente. La terapia centra su trabajo no tanto en la narración sino en el relato, y considera que este es fundamental en la organización de la experiencia de cada persona.



Para Epston y sus colegas, los relatos en los que situamos nuestra experiencia determinan el significado que damos a la experiencia. Estos relatos son los que determinan la selección de los aspectos de la experiencia que se expresarán; determinan la forma de la expresión que damos a esos aspectos de la experiencia y finalmente determinan efectos y orientaciones reales en nuestra vida y en nuestras relaciones.



Los autores ven la vida como una representación de textos y la oferta terapéutica es diseñar nuevas formas textuales para interpretar y afrontar la vida. Su terapia de re-escritura sigue las siguientes premisas:





1. Permitir separar sus vidas y relaciones de los conocimientos/relatos que sean empobrecedores.

2. Ayudándoles a cuestionar las prácticas del yo y de las relaciones que sean opresoras.

3. Alentando a las personas a re-escribir sus vidas según conocimientos/historias y prácticas del yo y de las relaciones alternativas, que tengan mejores desenlaces.





Un punto importante que resaltan los autores es que el nuevo relato debe expresarse en la cotidianidad para permitir superar el problema, no basta con cambiar privadamente nuestra propia imagen personal, además debe desarrollarse una descripción convincente para exhibirla ante los demás, el nuevo relato debe hallar expresión en la interacción con el otro de lo contrario no hay un verdadero cambio.



Estas serían algunas de las técnicas terapéuticas que distinguen el nuevo movimiento en psicología clínica. Ahora veamos un análisis más detallado de las mismas y sus posibilidades.





Críticas, preguntas y posibilidades



Pero ¿es esto todo?, ¿realmente si es la terapia posmoderna una nueva opción?, o ¿es acaso la antigua terapia con un nuevo ropaje, supuestamente más democrático y activo por parte de los clientes? Podría simplemente ser una rebuscada técnica llena de "chachara" epistemológica y nada más.



¿Acaso la utilización de cartas, las preguntas vacilantes, la supuesta ignorancia del terapeuta y los equipos de reflexión marcan en sí la nueva terapia del posmodernismo?



En resumen, podríamos decir que más allá de sí el ejercicio terapéutico se desarrolla dentro de narración/conversación, o en el relato/escritura o por medio de equipos de reflexión, hay algunas generalidades que siempre se mantienen y que son las que traté de expresar en el tercer apartado, las diez características de la terapia construccionista o posmoderna, que finalmente no hablan de una técnica en particular sino de unas formas básicamente comunicativas para enfrentar la terapia, recapitulando: el lenguaje cambia de uno con expresión de poder y autoridad a uno altamente democrático, se dejan de lado las descripciones personales como verdades absolutas y se invita a discutir diferentes descripciones válidas para afrontar el problema. El terapeuta no propone soluciones, sólo ofrece alternativas pero invitando siempre a los clientes para que participen activamente en la generación de las mismas. Las preguntas del terapeuta no están ya hechas ni parten de un estricto marco preconcebido, sino que utilizan vacilaciones y silencios para fomentar la participación activa.



En este orden de ideas es importante aclarar que la terapia posmoderna no es una técnica en si o una serie de técnicas altamente especializadas reunidas en un contexto terapéutico, sino más bien, es una filosofía que contextualiza la forma de hacer terapia. Esta definición le da mayor flexibilidad y libertad al enfoque terapéutico.



Veamos lo que a este respecto nos aportan Efran y Clarfield (1996). Ante todo esta la crítica obvia del argumento construccionista y es que nunca surgiría un método construccionista "aprobado", ya que en el espíritu mismo del construcccionismo está considerar todas las posturas igualmente válidas, y si acaso se diera primacía a una sobre otra estarían traicionando su principio de no realidad-objetiva. Crítica contundente que en apariencia explicaría las dispares técnicas ya enseñadas en el apartado anterior. A esto Efran y Clarfield contestan que es un error tal crítica, puesto que en honor a la verdad nunca ningún terapeuta por más construccionista que sea puede dejar de tener ciertas convicciones acerca de los problemas que tiene la gente y que puede hacer la terapia por ellos.



Tal postura no quiere decir que este traicionando su principio de que no hay objetividad o que una postura sea más valida que otra, simplemente todas las personas tienen preferencias personales, y tiene derecho también a expresar dichas preferencias y esas elecciones no deben "disfrazarse" de realidades o verdades objetivas, puesto que una "verdad" es un conjunto de opiniones ampliamente compartidas. Con ello lo que el construccionista no puede olvidar es que sus puntos de partida no son más verdaderos que otros; y en tal sentido tiene derecho a expresar preferencias por ciertas alternativas terapéuticas y no por otras, y expresar clara preferencia acerca de lo que considera que esta "bien" o "mal". Sin embargo, sus preferencias no tiene por que ser superiores a las de los demás -y esto nos deja ante una relativización, que personalmente me parece desgastante-. Para el movimiento construccionista es muy difícil crear una unísona posición y forma de articular la terapia. Sin embargo, lo que sí es rescatable de esta posición es la responsabilidad que tanto terapeuta como cliente deben asumir por sus elecciones o preferencia personales y sus consecuencias.



Sigamos con las ideas de Efran y Clarfield. Es un error para el psicoterapeuta construccionista/posmoderno pretender que la terapia no tiene una suerte de influencia sobre el cliente, es decir, trata de huir de la producción de efectos en la idea de obviar objetivos que determinen a priori su actuar. Esto es un error, ya que por su ambivalencia con respecto a producir efectos, su asesoramiento termina siendo vago, abstracto y desvaído. Atrincherarse en una niebla de abstracciones prácticamente impenetrable no sirve para construir la terapia. Hablar de "múltiples conversaciones, "producir situaciones imprevistas" o "elaborar lo inexpresado", puede llenar mas de confusión que de aclaración. Además, se convierten en listas de principios que supuestamente sigue el terapeuta, como si ellas delinearan su accionar, cosa que puede ser muy lejana de la realidad, una cosa es lo que hace el terapeuta y otra lo que dice que estuvo haciendo. Esta confusión en su terminología y en su accionar hace que muchos clínicos desestimen aprender un enfoque de este tipo y prefieran otros enfoques altamente operacionalizados y muchos más sencillos en su exposición, como la terapia cognitivo- conductual, por ejemplo.



Otro punto a tener en cuenta es que la "terapia como conversación" es una metáfora descripitva de lo que es la terapia, no un mandato o prescripción. La conversación no es un instrumento que el terapeuta se vea obligado a utilizar, ya que todas las terapias, sean del tipo que sean, son analizadas como procesos conversacionales con algún nivel de co-construcción. Al construccionista se le puede distinguir por su preferencia por la metáfora conversacional, pero otras preferencias terapéuticas se pueden utilizar dependiendo del contexto de la situación, y en algunos momentos es deseable utilizar foros de opinión, equipos de reflexión, diagnósticos del DSM-IV, tener en cuenta las explicaciones genéticas del alcoholismo o de la esquizofrenia o hacer predicciones sobre ciertas problemáticas, sin que por ello se deje de ser construccionista.



El otro elemento es el cuidado que implica no caer en lo contrario que se quiere profesar, generando tantas dificultades como las que se critican. Por ejemplo, al romper con la imagen jerarquizada del terapeuta como experto, muchos terapeutas están cayendo en una postura tan antidirectiva que pueden generar mas problemas que soluciones. Pero lo esencial para Efran y Clarfield, es que esta posición blanda antidirectiva, defendible como todas, no puede ser identificada como la esencia del enfoque construccionista. Lo esencial de la terapia construccionista no es la pasividad y la celebración del cambio imprevisto y azaroso, sino su epistemología participativa; que requiere obviamente de la participación tanto de terapeuta como paciente asumiendo la responsabilidad de las elecciones tomadas, puesto que todo construccionista no debe concebir que tiene prohibido tener o expresar preferencias, esperanzas u opiniones, lo que no debe pretender es que sus elecciones deriven de un acceso privilegiado a una realidad objetiva externa.



Un terapeuta construccionista no puede obviar que su rol de por sí, le determina con un nivel de experto y con una cierta jerarquía, el hecho de que el encuentro terapéutico tiene lugar en el terreno del terapeuta y sea pagado, implica de por si el establecimiento de una cierta jerarquía en nuestra sociedad.



Finalmente, los terapeutas quieren huir de la jerarquía generando una postura totalmente neutra, idea falaz por si misma, ya que no existe la neutralidad, y el hecho de asumir que su cliente quiere un terapeuta neutral sin consultar esto nunca con el cliente, esta dejando ver a todas luces una posición jerarquizada, no habitual, distinta pero nuevamente jerarquizada. La pretensión de neutralidad ya obvia toda neutralidad. La neutralidad es una quimera y actuar como si todas las opiniones son iguales y como si los terapeutas no tuvieran preferencias es socavar la base misma del intercambio franco que debe existir con los clientes.



Y aquí volvemos a la idea expuesta en el tercer párrafo con el que inicie esta sección. Las técnicas utilizadas son tangenciales, no se puede prescribir que la terapia construccionista tenga un numero determinado de observadores, que sea esencial que haya un equipo de reflexión, o que siempre se deba utilizar cartas para desarrollar el proceso de reflexión o que siempre sea útil el interrogatorio circular o reflexivo -donde cada persona de la familia por riguroso turno tiene que comentar las reacciones de los otros-. Todo ello sólo indicaría el triste triunfo de la técnica sobre el contenido. La terapia para ser eficaz debe continuamente recrearse dentro del contexto de interacción, la técnica o pregunta que en una ocasión funciona triunfalmente, en otra ocasión -por desgracia- no sirve para nada (Efran y Clarfield, 1996). El construccionismo para Efran y Clarfield no es ni un nuevo tipo de terapia, ni un conjunto de técnicas caprichosamente reunidas, sino un contexto dentro del cual aprehender y moldear el contrato terapéutico, elaborando diseños mejores y más claros para la interacción cliente-terapeuta.



Pero sobre todo, y aquí me parece particularmente importante la postura de Efran y Clarfield, la psicoterapia no es un conjunto específico de procedimientos sino una forma de educación, que difiere de las empresas tradicionales educativas en nuestra cultura, pero esencialmente persigue el mismo fin. Los objetivistas estipularían que la terapia repara el motor emocional, mejora la salud mental o elimina el pensamiento irracional, pero los construccionistas en cambio, piensan que están cumpliendo simplemente tareas educacionales en los términos estipulados en un contrato entre maestro y alumno, donde el énfasis de la instrucción se pone en la organización de la manera de vivir y en las satisfacciones de la vida. El medio natural de la terapia -como en la mayoría de las actividades educativas- es el lenguaje. El contexto es básicamente filosófico, no médico, y constructivo en vez de meramente curativo.



Finalmente, Efran y Clarfield sugieren que la clave para el cambio terapéutico esta en un proceso denominado Interacción Ortogonal, término originario de Maturana y que se ejemplifica de la siguiente manera: Si un mecánico advierte que el coche que conduce no funciona bien, se detiene, saca la bujía, ajusta la abertura con una herramienta y vuelve a ponerla en el motor. Como consecuencia de ese leve cambio en la estructura de la bujía, ésta desempeña su papel de un modo diferente y todo el sistema funciona mejor.



La interacción entre el mecánico y la bujía era ortogonal (perpendicular) respecto a lo que habitualmente sucede con la bujía como elemento constitutivo del motor. Una vez modificada, la bujía se relaciona de un modo distinto con los otros componentes del sistema y éste funciona mejor. Los terapeutas y otros educadores están en situación de actuar ortogonalmente sobre los sistemas de sus clientes y de modificar las formas de interrelación de sus sistemas. Como podemos intuir la interacción ortogonal implica un nivel de jerarquización, un objetivo y una capacidad de influencia del terapeuta, que los construccionistas radicales no estarían dispuestos a aceptar, pero para estos autores, ello no impide que sigan siendo construccionsitas.



Como vemos este modelo es muy sistémico, pues la solución siempre implica una contradicción aparente y la única forma de salir de ella es abarcando un contexto más amplio para ver el problema desde afuera, con un nuevo marco -más amplio que permita incorporar antiguos elementos positivos a las nuevas organizaciones de la relación. Por ejemplo, muchas veces una persona se muda para vivir separada de su familia, pero vuelve a su hogar todos los domingos para la cena familiar como de costumbre.



En definitiva, a pesar de lo sugerente de las ideas de Efran y Clarfield, muchos construccionsitas consideraría que ellas no hacen justicia al movimiento en gestación, y con ello sólo queda algo patentemente claro: el movimiento posmodernista ha incursionado ya en las esferas de las ciencias sociales y aplicadas -como la psicoterapia- pero es todavía prematuro considerar que se encuentre ya articulado como una postura totalmente coherente y clara. Es tan cierta esta afirmación que Gergen, uno de los teóricos más importantes del construccionismo social llama la atención a muchos de los terapeutas que se autodenominan construccionistas. El último desafío para la terapia no es tanto sustituir una narración impracticable por otra útil, sino permitir a los clientes participar en el proceso continuo de creación y transformación del significado, y una vez logrado este objetivo tener cuidado para no quedarse, en lo que Gergen llama la reconstrucción narrativa individual.



La terapia posmoderna debe ir más allá de la reconstrucción narrativa individual, ya que la narración alcanza su utilidad en el seno del intercambio social. Elemento clave dentro del construccionismo, por lo tanto; las narraciones actúan para crear, sostener, o modificar mundos de relación social. Resulta insuficiente que cliente y terapeuta gestionen en una urna virtual de cristal (contexto terapéutico) una nueva forma de autocomprensión que parezca realista, estética e inspirada en el seno de la díada. No es la danza del nuevo significado en el contexto terapéutico lo que esta en juego, sino más bien si la nueva forma de significación es útil en el ámbito social fuera de esos confines. Es decir, esa narración sólo es eficaz en la medida que se traduzca en acciones nuevas para enfrentar antiguas relaciones generando un cambio en el sistema y superando la situación considerada antes como problema.



El discurso construccionista/posmoderno es provocativo, nos llama a la reflexión sobre antiguas supuestas verdades en el accionar de la psicoterapia y esto debe ser tenido en cuenta por todos los que en verdad se preocupan por saber si su accionar profesional es realmente eficaz o solamente responde a necesidades puntuales y respuestas miopes, vestidas del ropaje del lenguaje intrincado y objetivo que supuestamente la defienden de toda invalidez.



¿Tiene algún sentido la terapia? La terapia debe generar resultados, resultados reales en el accionar de las personas y de los sistemas sociales a los cuales pertenecen, de lo contrario no estamos mas que perpetuando los males de los cuales nos quejamos todos los días. El discurso provocativo del construccionismo social es importante tenerlo en cuenta, aun no sabemos si ganara la batalla de los paradigmas, aun no sabemos que consecuencias trae para nuestra cultura y para la ciencia, pero sin lugar a dudas, esta ahí y vale la pena escuchar unas cuantas "verdades" que no queremos oír y rascarnos la comezón que no queremos sentir. Tal vez todos en el fondo nos ilusionamos con saber que la realidad no es tan real como lo pensábamos..., pero por sobre todo el discurso de la terapia posmoderna basado en la ética de la participación, favorece la creación de una postura crítica que nos permita tomar conciencia de las relaciones de poder que se ocultan dentro de los "supuestos de verdad" de todo discurso social, incluso la terapia misma.



Tal vez la paradójica frase de Whitehead tenga mas de cierto que cualquier otra: "todas las verdades son verdades a medias".

DEL MAESTRO FELIPE CASTRO PARA MI MADRE Y TODAS LAS MADRES O QUE ESTEN APUNTO DE GRACIAS

Madre mía, supiste cobijarme en tu pecho,
Fiel reflejo del amor y de la ternura,
Con paciencia me diste tus caricias,
Forjando en mí el hombre de mañana.
Años y años pasamos juntos,
Tardes y meriendas llenas de juegos y acertijos,
Éramos compañeros de batallas y gladiadores de ensueño,
En esta aventura del crecimiento.
Por eso escribo este poema dedicado a mi madre,
Constante manantial de amor y dulzura,
Te extraño y te amo, madre querida,
Más que a nada que haya conocido en la vida.

Felipe Castro- España

domingo, 3 de mayo de 2009

REFLEXIÓN

Ayer me preguntaba que significa “espíritu universitario” y trataba de recordar ese cúmulo de experiencias que de una u otra manera se viven en ésta etapa de la vida, las relaciones de noviazgo cada vez más complicadas pues ya no es la relación de niños, las amistades más profundas, las fiestas cada vez más salvajes, las preocupaciones por el dinero, en fin, tantas cosas que se viven en ésta etapa sin embargo, considero que algo muy importante que nunca debe de perderse es el “espíritu universitario”, las ganas de cuestionar al mundo, el espíritu rebelde, la visión crítica, el hambre de conocimiento, el amor a tu alma mater, considero que se debe fomentar este espíritu, ya que es en la universidad en donde uno cuestiona al mundo, la política, la religión, el sexo, las normas, es decir desarrollar un espíritu revolucionario, no es posible que los universitarios ahora estén perdiendo la capacidad de mirar al mundo, no solo desde una mirada superficial, sino adentrándose a las cuestiones sociales, políticas y económicas de un país y no se trata de salir a las calles a protestar necesariamente, sino de desarrollar universitarios pensantes que no solo estén desarrollando una perspectiva académica de la vida, que no estén esperando que los profesores les den todo, sino que al contrario se despierte esas ganas de rebelarse al mundo, considero que la universidad tienen un significado mucho más grande que el simple hecho de formar una carrera, espero que de verdad nunca se pierda ese espíritu pues el futuro de un país está precisamente en sus universitarios y en la capacidad transformadora que ellos puedan desarrollar desde una formación integral.

POETA, PINTOR Y CUERPO

POETA, PINTOR Y CUERPO
Que es un poeta sino un pintor de sus propias
Realidades, sueños, ecos, sonidos e imágenes
Que intentan pintar ese cuerpo de aquel lienzo que
Surge de tantas fantasías, mientras que la noche
Aparece y en su caída fugaz, mares sin tiempo escriben
Sobre el cuerpo las palabras, mientras que la luna inmóvil
En silencio marca con la luz de su pintura de colores extraños,
El pintor escribe sus triunfos mientras el poeta pinta sus desdichas
En uno de esos cuerpos que nacen de la efervescencia de los océanos
Mientras que sus dedos bailan una de esas tantas melodías de los
Amantes que se aman en el agua nocturna de los cuerpos sin límites,
El poeta que escribe sobre el cuerpo con miradas y besos, mientras que
El pintor tiñe el lienzo con caricias y sonidos, mientras ambos emprenden
Su viaje por el cuerpo hecho del viento y de los mares, observando como
La mariposa se pasea con las alas de los deseos sobre ese lienzo que
Despierta la pasión de las naufragas estrellas esparcidas en la
Noche que coquetean a la luna con su destellante gloria, mientras
Que el silencio acaricia cada rincón al horizonte y los sonidos se
Encienden en los ocasos de los poros del cuerpo que de los tantos
Anhelos se eleva entre los susurros de las hadas de las realidades
Mientras que el pintor se pierde en las formas y las dimensiones, el
Poeta se bebe el tiempo de los trazos del pincel que pinta los suspiros,
De las poesías que se eternizan al sonido de las hojas que caen en cada
Jadeo del cuerpo, en cada latido y en cada respiración del néctar del arte,
Mientras que el vino deja su aroma en cada gota que derraman
Esos seres, el pintor en cada gota pintura, el poeta en cada gota
De las lagrimas y el cuerpo en cada poro que deja su perfume en esos
Ambientes exóticos que el poeta y el pintor encarnan en sus ojos, mientras
Recorren con sus almas la geografía de ese cuerpo que los inspira a
Conquistar los rincones sagrados de la perfecta imagen de esa obra
El pintor vislumbra las quimeras y el poeta describe el fruto de la locura
Al calor del cuerpo que emana de su sangre tan llena de aire las fervientes
Delicias con sabor a sensualidad y olor a erotismo eterno, mientras que
El licor recorre la figura del cuerpo el poeta con la lengua de sus palabras
Se bebe la finura de la esencia, no del licor sino del cuerpo, y el pintor
Con los dedos de su pincel palpa la vida del cuerpo desnudo de colores
Mientras que la noche se hace cada vez más intensa tres seres comparten
Algo más que el simple arte, cada uno en su laberinto lamiendo las
Mieles del cuerpo, mientras el pintor escribe sus diseños y sus formas
El poeta pinta sus amores, sus pasiones, sus locuras y sus colores
Para una hoja una pluma y unas palabras, para un lienzo, un pincel y los colores de los cuerpos, la pasión, la vida.

Jorge Gustavo Navarrete Regalado

TEJEDORA DE SUEÑOS

Tejedora de sueños

Siempre escribo sobre mis sueños
De esa mujer que habita en ellos.
Son las estrellas que iluminan con destellos,
Mis versos eróticos para la noche la reina de mis sueños...

La tejo en mis sueños como la araña teje día con día,
Con hilos de plata su nido de amor.
La abrazo a mi pecho, la beso con pasión y frenesí.
Tejedora de sueños enrédame en tu pasión….

Surca por todo mi cuerpo y en mis sueños
Bebé de mi, de mi semilla de el origen de mi vida
Prueba mis besos acaramelados, entrégale a tu cuerpo,
La carne de mi alma y en la almohada dejemos la realidad...

Tejé sobre mis manos el mapa de tu sexo
Para que yo como explorador errante encuentre mi destino
Quiero que mi destino lo guié la luz de tu pecho
Quiero arrullarme en las plumas de tu brazos
Mientras bebes mis lagrimas cuando me ves llorar…

Tejedora de sueños cubre mi espalda
Con el hilo de tu lengua
Y descubre que es lo que siento cuando
En la telaraña de tu juego caigo
Como insecto vencido por tu fuego...

Noche cobija mi grito y atrápame
Cuando me veas caer, para que yo
Me hunda en ti mientras tu tejes los
Sueños, mientras mis ojos se hunden en tu
Maleza y mis dedos en tus piernas
Se enredan más en ti...

Dibuja con tus labios esa red
De pasión que hace correr tu corazón,
Mientras que en cada respiración
Mis poros dejaran una gota de sangre
Para que tejas con ella una armadura
Que te proteja para que sigas
Tejiendo mis sueños.

Tejedora de sueños comparte
Tus besos y en tu red atrápame y nunca
Me dejes ir, así como yo te tejo en mi fuego.

Jorge Gustavo Navarrete Regalado

Psicoterapia

METODOS DE PSICOTERAPIA INTEGRATIVA

THEORIES AND METHODS OF AN INTEGRATIVE TRANSACTIONAL ANALYSIS

A Volume of Selected Articles. Richard G. Erskine. TA Press, San Francisco, 1997.

Traducido por: Amaia Mauriz Etxabe P.h. D.

INDAGACION

La indagación es un foco continuo en la psicoterapia basada en la relación y orientada al contacto.

Parte de asumir que el/la terapeuta no conoce nada a cerca de la experiencia del cliente, y por tanto debe esforzarse continuamente en comprender el significado subjetivo de la conducta del cliente, y de su proceso intrapsíquico.

A través de una respetuosa investigación a cerca de la experiencia fenomenológica, el/la cliente se vuelve progresivamente consciente tanto de sus necesidades actuales, como de sus necesidades arcaicas, de sus sentimientos y de su conducta.

Es así, con una completa toma de conciencia y la ausencia de defensas internas, como las necesidades y sentimientos que fueron fijados debido a experiencias pasadas, pueden ser integrados en un funcionamiento total del Estado Adulto.

Se debe destacar que el proceso de indagación en sí, es tan importante, o incluso más, como el propio contenido.

La indagación del terapeuta debe ser empática con la experiencia subjetiva del cliente, para que pueda ser efectiva en descubrir y revelar la fenomenología interna (sensaciones físicas, sentimientos, pensamientos, significados, creencias, esperanzas y recuerdos) y para que pueda “destapar” las interrupciones internas y externas del contacto.

La indagación comienza con un genuino interés en la experiencia subjetivas del cliente y en su construcción de significados. Procede a través de preguntas, por parte del terapeuta, tales como que es lo que los clientes están sintiendo, como se experimentan a sí mismos, y a los otros (incluyendo al propio terapeuta), y que conclusiones toman.

Esto suele proseguir con preguntas históricas tales como cuándo ocurrió una experiencia, y quién era significativo en la vida de la persona, etc.

La indagación se usa en la fase preparatoria de la terapia para incrementar la toma de conciencia del cliente a cerca de cómo y cuando el/ella interrumpe el contacto.

Es esencial que el terapeuta comprenda la necesidad única de cada cliente de recibir por parte de otra persona reparadora la estabilización y la validación que le permitan satisfacer funciones relacionales que el/la cliente estaba intentando manejar a solas.

Una terapia relacional–orientada-al-contacto requiere que el/la terapeuta sea sintónico a aquellas necesidades relacionales, y que se implique a través de la validación empática de sentimientos y necesidades y que provea asimismo de seguridad y apoyo

SINTONIA

La sintonía es un proceso de dos partes:

El sentido de ser completamente consciente de las sensaciones, necesidades, o sentimientos de la otra persona, y también, la comunicación de esta toma de conciencia a la otra persona.

Aún más que la simple comprensión, la sintonía es un sentir al otro kinestésica y emocionalmente; conociendo su experiencia por estar metafóricamente, en su piel.

La sintonía efectiva requiere que el/la terapeuta, simultáneamente se mantenga consciente de los límites entre cliente y terapeuta.

La comunicación de la sintonía valida las necesidades y sentimientos del cliente, y coloca los fundamentos para la reparación de los fallos de relaciones previas.

La sintonía se demuestra diciendo cosas como: “eso duele”, “tu parecías asustado”, o “tú necesitabas alguien contigo ahí”. Frecuentemente se comunica a través de la expresión facial, o movimientos corporales de el/la terapeuta que señalan al cliente que su afecto existe, y que es percibido por el terapeuta, que es significativo, y que hace un impacto en el terapeuta.

La sintonía es a menudo experimentada por el/la cliente a medida que el terapeuta se va desplazando gentilmente a través de las defensas que le habían protegido a el/ella de la toma de conciencia de fallos relacionales, y de las necesidades y sentimientos correspondientes haciendo contacto con las largamente olvidadas partes del Estado Niño del Yo. Con el tiempo, de ello resulta una disminución de las interrupciones externas al contacto y la correspondiente disolución de defensa internas.

Necesidades y sentimientos pueden entonces, ser progresivamente expresados con el confort y la seguridad de que serán logrados con una respuesta empática.

Frecuentemente la sintonía provee de un sentimiento de seguridad y estabilidad que permitirán al cliente empezar a recordar y soportar la regresión a la experiencia de la infancia, volviéndose completamente consciente del dolor de los traumas, de los fallos de relación y del yo perdido.

Sin embargo, no es inusual, que por la comunicación de sintonía por parte de el/la terapeuta se produzca una reacción de intenso enfado, retirada, o incluso mayor disociación.

La yuxtaposición de la sintonía del terapeuta, y la memoria de la carencia de sintonía en relaciones significativas previas, produce intensos recuerdos emocionales de necesidades que no fueron satisfechas. Antes que experimentar estos sentimientos el cliente puede reaccionar defensivamente con miedo o enfado ante el contacto ofrecido por el/la terapeuta.

El contraste entre el contacto disponible con el/la terapeuta, y la carencia de contacto en su vida temprana, es a menudo más de lo que los clientes pueden soportar, por tanto ellos se defienden contra el contacto presente para evitar así, recuerdos emocionales.

Es importante para el terapeuta trabajar sensitivamente con la yuxtaposición. El afecto y conducta expresados por el cliente son un intento de negar y no reconocer las memorias emocionales.

El terapeuta que no tome en cuenta estas reacciones defensivas, puede identificar incorrectamente la yuxtaposición como transferencia negativa, y/o experimentar intensos sentimientos de contratransferencia en respuesta a la evitación del contacto interpersonal.

Este concepto ayuda al terapeuta a comprender la intensa dificultad que el cliente tiene, por contraste, en el contacto actual ofrecido por el/la terapeuta, con la toma de conciencia de que la necesidad de obtener una relación de pleno contacto, estaba insatisfecha en el pasado.

Las reacciones de yuxtaposición pueden señalar que el/la terapeuta está procediendo con mayor rapidez de lo que el/la cliente puede asimilar. Frecuentemente, es útil volver al contrato terapéutico y clarificar el propósito de la terapia. Explicar el concepto de yuxtaposición ha sido beneficioso en algunas situaciones.

Más frecuentemente, una cuidadosa indagación a cerca de la experiencia fenomenológica en la interrupción actual del contacto revelará los recuerdos emocionales de decepciones y relaciones dolorosas.

Con la disolución de las interrupciones del contacto, la relación ofrecida por el terapeuta provee al cliente de una sensación de validación, cuidado, soporte y comprensión -“alguien está ahí para mí”-.

Esta implicación por parte del/la terapeuta es una figura esencial en la total disolución de las defensas, y la resolución e integración de traumas y relaciones necesitadas pero no demandadas

IMPLICACION

La implicación es la mejor comprensión a través de la percepción del cliente, en el sentido de que el terapeuta es capaz de establecer un contacto pleno. Evoluciona desde la indagación empática del terapeuta en la experiencia del/la cliente, y se desarrolla a través de la sintonía del terapeuta con el afecto del mismo, y la validación de sus necesidades.

La implicación es el resultado del estar del/la terapeuta completamente presente con y para la persona, en una forma que es apropiada al nivel del desarrollo evolutivo de funcionamiento del/la cliente. Esto incluye un interés genuino en su mundo intrapsíquico e interpersonal, y una comunicación de dicho interés a través de atención, indagación, y paciencia.

La implicación empieza con el compromiso del terapeuta por el bienestar del/la cliente y respeto por sus experiencias fenomenológicas.

El contacto total se vuelve posible cuando el cliente experimenta que el terapeuta:

1- Respeta cada defensa.

2- Se mantiene sintónico con sus afectos y necesidades.

3- Es sensible al funcionamiento psicológico según las edades relevantes del desarrollo.

4- Está interesado en la comprensión de su forma de construir significados.

La implicación terapéutica que enfatiza el reconocimiento, validación, normalización y presencia disminuye el descuento interno, que es parte del proceso defensivo. Este compromiso permite que los sentimientos previamente no reconocidos y las experiencias negadas se vuelvan hacia una completa toma de conciencia.

El reconocimiento del terapeuta a cerca de los sentimientos del cliente comienza con una sintonía a sus afectos, incluso si estos no son expresados. A través de la sensibilidad hacia la expresión fisiológica de las emociones el terapeuta puede guiar al cliente a expresar sus sentimientos o a reconocer que sentimientos o ue sensaciones físicas pueden ser el recuerdo, el único recuerdo disponible. En algunas situaciones el niño puede haber sido demasiado joven para disponer de memorias lingüísticas y recuperables.

En muchos casos los sentimientos de la persona por el fracaso relacional no habían sido reconocidos, y puede ser necesario que la psicoterapia le ayude a alcanzar un vocabulario que permita dar voz a estos sentimientos.

El reconocimiento de sensaciones físicas y afectos ayuda al/la cliente a reclamar su propia experiencia fenomenológica. El reconocimiento requiere la presencia de otro receptivo que sabe y comunica la existencia de movimientos no-verbales, tensión de músculos, afectos o incluso fantasías.

Hay momentos en la vida de los/las clientes en que sus sentimientos fueron reconocidos pero no validados.

La validación comunica al cliente que sus afectos, o sensaciones físicas están relacionados con algo significativo en sus experiencias.

La validación es la que establece en nexo entre causa y efecto.

La validación disminuye la posibilidad de que el/la cliente descuente internamente la importancia del afecto, de la sensación física, de los recuerdos, o de los sueños.

Esto provee al cliente de un aumento del valor de su experiencia fenomenlógica y por tanto de un aumento de la sensación de autoestima.

Normalización significa despatologizar la categorización, o definición del cliente o de otros, acerca de su experiencia interna o de sus intentos conductuales de afrontamiento.

Puede ser esencial que el/la terapeuta se oponga a mensajes sociales o parentales tales como: “tú estás loco por sentir temor” con “cualquiera hubiera sentido temor en esa situación”. Numerosos flashbacks, fantasías bizarras, pesadillas, confusión, pánico, y defensibidad representan un manejo normal de fenómenos en situaciones anormales.

Es imperioso que el terapeuta comunique que la experiencia del cliente es una reacción defensiva normal y no patológica.

La presencia se ofrece a través de las respuestas empáticas sostenidas del terapeuta ante las expresiones verbales y no verbales del cliente. Esto ocurre cuando la conducta y comunicación de psicoterapeuta respetay potencia en todo momento la integridad del cliente.

La presencia incluye la receptibilidad del terapeuta al afecto del cliente –ser impactados por sus emociones, ser conmovidos, y sin embargo mantenerse presente con el impacto de las emociones del/la cliente, no poniéndose ansioso, deprimido o enfadado. La presencia es una expresión del contacto pleno externo e interno del terapeuta. Esto comunica la responsabilidad, dependibilidad y confiabilidad del psicoterapéuta.

La implicación del terapeuta es mantenida por su constante vigilancia en proveer un ambiente y una relación de seguridad donde se siente (cliente) a salvo. Es necesario que el terapeuta esté continuamente sintonizado con la habilidad del/la cliente para tolerar la toma de conciencia de experiencias pasadas que emergen, de forma que los clientes no se vean sobrepasados de nuevo en la terapia, tal como pudieron serlo en experiencias previas.

Cuando la indagación de las experiencias fenomenológicas del cliente y la regresión terapéuticas se producen, el ambiente cicundante es calmante y contenedor, de forma que las defensas fijadas se relajen más, y las necesidades y sentimientos provenientes de experiencias pasadas puedan ser integrados.

La implicación del psicoterapeuta a través de transacciones que reconocen, validan y normalizan las experiencias fenomenológicas del/la cliente y que sostiene una empática presencia que fomenta, (nutre) la potencia terapéutica, la cual permite al cliente depender sintiéndose a salvo, en la relación con el/la terapeuta.

La potencia es el resultado del compromiso que se comunica al cliente de que el terapeuta está completamente implicado en su bienestar.

El reconocimiento, la validación, y la normalización proveen al cliente de permiso para conocer sus propios sentimientos, el significativo valor de sus afectos, y la relación de todo ello con los acontecimientos actuales o los anticipados.

Por lo tanto este permiso terapéutico para disminuir las defensas, para conocer sus sensaciones físicas, sus sentimientos y recuerdos, y para revelar todo ello, vendrá únicamente después de que el/la cliente experimente la protección dentro del entorno terapéutico. Este tipo de protección terapéutica solamente podrá ser adecuadamente suministrada después de la evaluación del castigo intrapsíquico esperado, y de que el/la terapeuta invierta consistentemente en su bienestar.

El castigo intrapsíquico implica las perdidas percibidas del niño de lazos o de vínculos, vergüenza o la amenaza de retribución.

Las intervenciones de apoyo pueden incluir soporte para una dependencia regresiva, proveer de un entorno confiable y a salvo donde el/la cliente pueda redescubrir que es lo que se ha perdido de la conciencia y recorriendo terapéuticamente estas experiencias podrán ser totalmente integradas.

Hay veces en las que el/la cliente intentará elicitar la sintonía y la comprensión por medio del acting out de un problema sobre el cual no puede hablar o expresarse en ninguna otra forma. Estos acting out son simultáneamente, tanto una desviación defensiva de recuerdos emocionales, como un intento de comunicar sus conflictos internos. Las confrontaciones o explicaciones pueden intensificar las defensas, haciendo que la conciencia de necesidades y sentimientos sea menos accesible a la conciencia.

La implicación incluye una gentil y respetuosa indagación, dentro de la experiencia interna del acting out. El genuino interés del terapeuta en ello y el honrar la comunicación puede ser a menudo, sin lenguaje, un aspecto esencial de la implicación terapéutica.

La implicación puede incluir que el terapéutica sea activo facilitando que se “suelten” las retroflexiones de la represión del cliente, activando respuestas que fueron inhibidas tales como: gritar pidiendo ayuda o devolviendo el golpe, etc. La consideración del terapeuta de manifestar sus reacciones internas o externas o de manifestar compasión son más expresiones de la implicación. Puede incluir también el responder a necesidades evolutivas tempranas de una forma que represente simbólicamente la satisfacción de estas necesidades, pero el objetivo de una terapia orientada-al-contacto no consiste en la satisfacción de necesidades arcaicas; ésta es una tares innecesaria e imposible. El objetivo está más bien, en la disolución de las fijaciones, de las defensas que interrumpen el contacto e interfieren con la satisfacción de necesidades actuales y que interfieren en el contacto completo consigo mismo y con los otros en la vida del hoy.

Esto se logra a menudo trabajando dentro de la transferencia para permitir que el conflicto intrapsíquico sea expresado en el marco de la relación terapéutica y sea respondido con transacciones apropiadas y empáticas.

Una psicoterapia orientada-al-contacto a través de indagación sintonía e implicación responde a las necesidades actuales del cliente de obtener una relación emocionalmente nutritiva, que sea reparadora y aporte apoyo.

La meta de esta clase de terapia es la integración de las experiencias cargadas de afectos, y la reorganización intrapsíquica de las creencias del/la cliente acerca de sí mismo, acerca de los otros, y acerca de la cualidad de la vida.

CONCLUSION

El contacto facilita la disolución de las defensas, y la integración de las partes ignoradas de la personalidad.

A través del contacto las experiencias rechazadas, inconscientes, y no resueltas, pasan a formar parte, con cohesión, del sí mismo.

En Psicoterapia Integrativa el concepto de contacto es la base teórica de la cual se derivan las intervenciones clínicas. Transferencia, regresión de Estados del Yo, activación de la influencia intrapsíquica de la introyección y la presencia de mecanismos de defensa serán tomados como indicadores de déficits previos de contacto .

Las cuatro dimensiones del funcionamiento humano –afectivo, conductual, cognitivo y fisiológico- son una importante guía donde la persona está abierta o cerrada al contacto, y por lo tanto, importante para nuestra dirección terapéutica. Un objetivo esencial de la Psicoterapia Integrativa es el uso de la relación terapéuta-cliente -la habilidad para crear un contacto completo en el presente- como una piedra angular para las relaciones saludables con otras personas y para un satisfactorio sentido de sí.

Con la integración se hace posible para la persona enfrentarse a cada momento con espontaneidad y flexibilidad en la resolución de los problemas de la vida, y en la relación con otras personas.

Theories and Methods of an Integrative Transactional Analysis

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