lunes, 2 de noviembre de 2009

El hanal pixan: encuentro amoroso entre vivos y muertos

El hanal pixan:
encuentro amoroso entre vivos y muertos

Hilaria Máas Collí

La muerte en la cosmovisión de los mayas de Yucatán

Para los mayas, la muerte no era la aniquilación total inherente a los seres vivos, sino un cambio de estado, una vivencia distinta a la que transcurre entre el nacimiento y el deceso. La muerte no es más que una forma de vida diferente. "Es así como el dios de la muerte, que por su aspecto es también un muerto, puede, según nos muestran los Códices, tener actividades semejantes a las de los vivos sobre la tierra: tejer, producir fuego, caminar bajo la lluvia, empuñar una lanza o un hacha, fumar, quebrar una planta o una cuerda o vasijas, copular con una mujer", sabemos por el Popol Vuh que los malévolos señores de Xibalba, país de los muertos, también llevaban cierta clase de vida: jugaban a la pelota, se burlaban y hacían daño a los hombres.

Por medio de las exploraciones arqueológicas podremos inferir acerca de las creencias de los antiguos mayas respecto de la muerte y más concretamente de ideas relativas a una vida después de la muerte.

En los entierros encontrados en las zonas arqueológicas se pudo conocer el tipo de ofrendas que se depositaba a cada difunto, de acuerdo con la condición social del muerto. Así la mayoría de las ofrendas que ofrecían al muerto eran vasijas de barro. Según Ruz Lhuillier, estas vasijas generalmente contenían alimentos y bebidas como pudo comprobarse en numerosos casos cuando se hallaron en ellos restos de animales. (Ruz Lhuillier 1968:180)

Otros objetos de las ofrendas tenían un valor mágico que se relacionaba con la vida después de la muerte. Landa menciona que colocaban maíz molido en la boca del muerto y algunas piedras que tenían por moneda necesarias para la futura vida (Landa 1968:63)

Ah Puch, deidad de la muerte.

La familia del área rural de hoy expresa simbólicamente la cosmovisión que tienen sobre la existencia de una vida después de la muerte, con objetos que depositan en el ataúd del familiar fallecido y con frases en maya que expresan el paso de la vida terrenal al lugar del descanso:

Ts'o'ok u he'elel, ts'o'ok u bin tu kúuchil he'elel
(Ya descansó, ya se fue al lugar del descanso).

El tránsito del alma de un lugar a otro debe acompañarse con algunos objetos personales y ropa nueva con la que visten al difunto y que simbolizan la otra vida:

La limpieza del cuerpo simboliza el cambio de vida; dejar su antigua vida para comenzar una nueva. Para este cambio es necesaria una purificación al agonizante.


Muestra de altares de Hanal Pixan,
altar del CIR Biomédicas.
Foto: Miguel Güémez

En los velorios se acostumbra colocar una caja cerca del féretro para que los asistentes depositen algunas monedas lo que simboliza colaborar para el viaje del alma. También se le ofrecen velas que llevará el difunto para alumbrar su morada, asimismo, algunas personas llevan ramos de flores para encargar al alma, ésta la llevará al alma de otra persona:

kili'ich pixàan kin k'ubéentik tech le nikte' a bis ti' u kili'ich pixàan in wíichan
(Santa alma te encomiendo estas flores para que lleves al alma de mi marido).

Concurso de altares del Hanal Pixan,
Patio Central de la UADY, Octubre 31 de 2000
Foto: Miguel Güémez

Esta expresión da la idea del traslado del alma a un lugar destinado para ellos donde encontrará a sus conocidos y les entregará los regalos que le encomendaron llevar.

Estas son las cosas que actualmente nos llevan a conocer la creencia de los mayas hacia otra vida.

El regreso del alma para visitar a sus familiares

La conmemoración de los fieles difuntos o hanal pixan (comida de ánimas), posee un significado más grande, no consiste sólo en colocar la comida en la mesa, sino que requiere de una preparación de varios días: limpiar la casa, preparar los manteles, recordar los guisos preferidos del alma de quien se espera su visita, lavar toda la ropa sucia para no dejar trabajo a las almas, en fin, se espera la llegada del alma con cariño. Se habla del alma como una persona viva, se recuerda sus consejos, sus enseñanzas, su bondad o su maldad, porque según como vivió en la tierra, así será recordado.

Concurso de altares del Hanal Pixan,
Patio Central de la UADY, Octubre 31 de 2000
Foto: Miguel Güémez

Las familias suelen comentar cómo fueron sus difuntos en vida y no los condenan, al contrario, piden que Dios se compadezca de sus almas y rezan más por ellos. Aunque en vida pudo haber hecho sufrir a los familiares, éstos esperan con cariño la llegada del hanal pixáan para recibir con afecto y generosidad la visita del alma deseando que goce de felicidad. Algunas personas lo expresan en maya diciendo:

In ki'ichkelem yùum sa'as u si'ipil le u kili'ich pixàan in láako' ch'a'a óotsilil ti' Yo'olal u yantal ki'imak óolal ti' yéetel a kili'ichil.
(Dios mío, perdona las faltas del alma de mi santo pariente, para que tenga la alegría de estar contigo).

Las familias preparan su altar por convicción personal, por afecto a alguien que esperan para convivir durante el hanal pixan. El alma regresa a visitar a sus familiares: sería una pena para él llegar al hogar sin ser esperado, encontrar la casa sucia y sin nada de alimento preparado, eso significaría un olvido total de los familiares.

Existían narraciones que se contaban acerca de ese olvido. Por ejemplo, dicen que en un pueblo existía un hombre que no creía en el regreso de las almas y no preparaba nada para ellas. Llegó el día del hanal pixan y no compró ni pan ni chocolate para no convidar a las almas de sus familiares muertos. Pero al amanecer del día 31 de octubre, entre sueños oía murmullos en la cocina, el ruido del batidor y salió para ver quienes conversaban en la cocina, el susto que se llevó fue grande, vio la cocina llena de personas vestidas de blanco desayunando. Entonces comprendió que las almas de sus familiares habían regresado a su hogar, pero nadie los convidó al desayuno, ni fueron esperados por nadie. Ellos solos habían preparado su desayuno para enseñar al familiar vivo que volvieron para convivir con él, aunque éste no se acordó. Según mi abuela, quien nos contaba este cuento. El señor tacaño contó a sus hijos lo que vio y prometió esperar el alma de sus parientes para el hanal pixàan y ser generoso con ellos, pero no pudo cumplir con su promesa porque murió ese mes de noviembre. Como castigo de las almas hacia él, tuvo que cargar las ofrendas y velas que recibieron de regalo las almas durante el hanal pixàan. Se cree que el alma de las personas que mueren durante el mes de noviembre no dejan pronto este mundo, ellas tendrán que cargar las ofrendas que recibieron todo los difuntos durante la conmemoración de los fieles difuntos. En maya les dicen H kúuchkibo'ob, (los que cargan las velas). Por eso, se recomienda esperar con cariño a las almas para convivir con ellos, debe ser un encuentro familiar entre vivos y muertos.

Concurso de altares del Hanal Pixan,
Patio Central de la UADY, Octubre 31 de 2000
Foto: Miguel Güémez

Las ofrendas: expresión simbólica de nuestro afecto hacia las almas

Si ya saben a quienes están esperando para el hanal pixan, es muy fácil depositar en la mesa los manjares que ellos preferían comer en vida.

No consiste sólo en colocar el altar y la comida, sino también recordar a alguien. Si a tu familiar le gustaba el atole nuevo, el tamal, el relleno negro, el chocolate, el pan de elote, los vaporcitos, los dulces, las jícamas y las naranjas dulces, las mandarinas, el xe'ek, etc., ponlo en la mesa.

Todas estas ofrendas son las que se les ofrece a las almas para recibirlas, porque pueden disfrutarlo en familia, permanecen en el hogar, tienen tiempo para acompañar a la familia. En cambio, las ofrendas para la octava se preparan especialmente para que el alma lo lleve a su morada.


Concurso de altares del Hanal Pixan,
Patio Central de la UADY, Octubre 31 de 2000
Foto: Miguel Güémez

Para facilitar su traslado tienen que ser alimentos sin caldo, por eso se deposita en la mesa suficiente píibil kàax, el píibil xpelon para que el alma tenga para un año.

Si el 31 de octubre o el 1º de noviembre se colocan pibes en el altar, estamos expresando simbólicamente a las almas que ya es hora de partir. Cada ofrenda simboliza nuestro amor, cariño y afecto hacia el alma que nos visita, si no hay eso, aunque las mesas estén llenas de flores, velas, incienso y todo lo que puedan comprar para depositar en ella, resulta ser una simple representación. Esta última sólo se hace para obtener un premio o para ser observado por los turistas, aunque se hinquen a rezar cuando se acercan los jurados, es sólo representación, no expresa el verdadero sentido del hanal pixan.


Concurso de altares del Hanal Pixan,
Patio Central de la UADY, Octubre 31 de 2000
Foto: Miguel Güémez

No existe una mutua relación entre vivos y muertos, no se habla de ellos, ni se recuerda sus enseñanzas, no hay una mutua ayuda entre vivos y muertos. Porque el verdadero sentido del hanal pixàan es que los vivos recen por las almas de sus seres queridos o por todas las almas y éstas a su vez nos ayudan a vivir nuestros valores, ruegan por nosotros, se preocupan por ayudarnos a solucionar nuestros problemas, etc.

Por eso el poner "la mesa" para el hanal pixàan tiene un significado muy grande que es compartir generosamente nuestros alimentos con las almas de nuestros familiares y ellos comparten también con nosotros su experiencia y nos ayudan en la vida diaria.

Si el yucateco es generoso por tradición, lo manifestamos también con las almas, al depositar en la mesa de ofrendas un plato de comida extra, agua, tortilla y vela para el alma que nadie se acuerda de ella. En algunos libros que hablan sobre el hanal pixan se dice "se deposita en la puerta una ración de comida para el alma sola".

Concurso de altares del Hanal Pixan,
Patio Central de la UADY, Octubre 31 de 2000
Foto: Miguel Güémez

En la vida real no he visto ningún altar o comida depositada en la puerta de las casas, pero sí lo he encontrado en la misma mesa preparada para las almas. Algunos piensan que colocar la comida en la puerta se puede interpretar como un recuerdo de mala gana hacia el alma desconocida.

Las familias del pueblo dicen que colocan la comida para el alma sola porque puede ser que el alma del familiar lo invite a su casa para compartir con él las ofrendas. Si es un invitado no se debe dejar en la puerta, sino recibirlo como se recibe el alma de un familiar.


Concurso de altares del Hanal Pixan,
Patio Central de la UADY, Octubre 31 de 2000
Foto: Miguel Güémez

Así pues, el hanal pixan no es una simple conmemoración folklórica, sino un espacio en nuestro ciclo anual que nos permite asimilar y reproducir nuestra cosmovisión y nuestro amor hacia los seres queridos que han fallecido, de igual manera sabemos que ellos nos ayudan desde el más allá.

Todos los que recuerdan con amor las almas de los difuntos en esta tierra, recibirán protección de ellos en este mundo.

La creencia de una vida después de la muerte permite que exista una mutua comunión entre vivos y muertos.

*Antropóloga Social
Egresada de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY
Profesora-investigadora Asociada de la Unidad de Ciencias Sociales
de la Universidad Autónoma de Yucatán

La celebración a los muertos: color y significado en nuestro México

Hablar de la muerte en México, es uno de los grandes temas que nos acompañan todos los días. La muerte siempre ha estado presente como una gran tradición en nuestro país. Por una parte la festejamos, la llenamos de colorido y al mismo tiempo, le asignamos grandes rituales.

Le hacemos altares de coloridos, utilizamos el papel picado, ponemos calaveras de azúcar y así la convertimos en una dulce costumbre. En todos lados los días 1 y 2 noviembre observamos por todas partes flores, comida, bebidas y velas alusivas al día de los difuntos.

Ponemos altares, nuestros panteones son visitados más que nunca en el año. México no es el único país en el que se rinde tributo a los seres que "se han ido", a aquellos que "se nos han adelantado".

Sin embargo, en nuestro país existe una característica singular que denota la manera en la que hacemos frente a esta fatal circunstancia: la muerte. Le rendimos tributo al mismo tiempo que nos reímos de ella, ironizamos su presencia, su circunstancia, nuestra propia fatalidad.

El lenguaje y la expresión popular de esta fiesta a los muertos son los que más llaman mi atención en esta tradición. Nos referimos a ella como:

• La Calaca
• La Huesuda
• La Pelona
• La Tilica
• La Polveada
• La Apestosa

Para designar el acto de morir, se utilizan frases como:

• Se lo llevó la...
• Se lo chupó... la bruja.

También utilizamos términos como sí se tuviera que devolver algo que se nos ha confiado, como por ejemplo:

• Entregar el equipo.
• Colgar los tenis.

Otros cambios tienen que ver con aquellas situaciones que sufren las personas en el acto de morir, y ahí encontramos frases como:

• Estirar la pata.
• Dar el último pujido.
• Quedarse frío.

Algunas expresiones hacen referencia a la manera en cómo se entierra a los difuntos, y escuchamos dichos parecidos a los siguientes:

• Petatearse: sí se utilizan petates para enterrarlo.
• Ponerse la pijama de madera: cuando usamos un ataúd.

Uno de los versos anónimos que hacen alusión a todas estas manifestaciones caprichosas de los mexicanos, es la conjugación del verbo morir:

Yo: muero,
Tú: falleces,
Él: sucumbe,
Nosotros: estiramos,
Vosotros: os petatiáis,
Ellos: se pelan.

Mención aparte merecen las frases que aparecen en corridos y canciones mexicanas, como son:

• La vida no vale nada.
• Y sí me han de matar mañana que me maten de una vez.
• Qué me entierren en mi tierra.
• Sí todos vamos para allá, pero no empujen…

Estas expresiones simbólicas dan cuenta de la incorporación de la muerte a nuestras circunstancias de la vida de todos nuestros días.

Una de las características de la muerte en México, se refiere a aquellos aspectos en que la persona muere, sus defectos desparecen inmediatamente y no quedan de él o ella más que cualidades y generalmente se escuchan frases ligadas como:

• Dios lo tenga en su gloria.
• Que descanse en paz.
• Tan bueno que era.

Es como si necesitáramos morir para ser reconocidos en nuestros méritos. El único prestigio sólido es la muerte.

Una vez muertos los hombres y mujeres adquieren su verdadera talla. El pueblo fácilmente olvida los defectos de sus héroes o de sus artistas fallecidos. Y entonces, se escuchan una serie de versos, por supuesto anónimos pero de gran significado:

Cuando vivía el infeliz,
"si se fundiera",
Y hoy que ya está en el veliz.
"qué bueno era".

En la ciudad de México, encontramos también calles que expresan esta alegoría popular:

• La Calzada del Hueso.
• La Barranca del Muerto

Y podemos pasar momentos en la:

• Cantina la calavera.

Es evidente que la muerte en México es una suma de grandes siglos de tradición desde nuestros orígenes prehispánicos, así como la fusión con nuestros ancestros españoles, de manera que vamos al teatro a ver a Don Juan Tenorio y al mismo tiempo, comemos calaveras de azúcar.

Octavio Paz, ha resumido nuestra ideología con profundo significado:

Dime cómo mueres,
Y te diré quién eres.

Sin embargo, lo más importante dentro de todo es reconocernos como parte de estas grandes tradiciones, porque aun cuando sea una expresión popular, somos partícipes todos de que ello se sostenga.

Las tradiciones nos dan identidad y nuestra celebración de día de muertos es nuestra, en tanto somos mexicanos.

Celebrar la muerte es también una alegoría a la vida. Cada momento que vivimos es un tiempo muerto, no vendrá, no volverá, vendrán otros, sí; mejores tal vez; peores, puede ser… en estos tiempos idos y mal vividos se encuentran nuestras frustraciones y tristezas, que al tomar contacto con ellos, podemos dar un mejor sentido a nuestra vida y existencia, en estos tiempos de ahora.

El presente es el único momento, no existe otro… una gran cantidad de personas, medio viven, otras medio mueren y otras están enterradas en vida, lo único permanente es el momento presente, de usted depende gozarlo o sufrirlo. Para vivir dormidos ante nosotros mismos y ante el mundo está la eternidad que –dicen– es muy, muy larga. Afortunadamente todos los que vivimos hoy, tenemos la posibilidad de celebrar a nuestros difuntos… piénselo, no se entierre con ellos.

Algunos de los temas tratados en esta columna pueden afectar sus apreciaciones personales, si es así escríbame y si no también.

Si le interesa trabajar sobre estos temas, póngase en contacto con nosotros…

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Nota: la autora es Psicóloga