martes, 27 de octubre de 2009

Hoy como ayer

Hoy como ayer

Hoy desperté en la madrugada extrañándote,
Extrañando tu voz y tus manitas cálidas en mi rostro,
Necesidad egoísta de tenerte de nuevo, miedo y dolor de no verte,
Una extraña sensación que recorre cada célula de mi cuerpo,
Cuando a mi mente vienen tus momentos de agonía, te extraño
Hoy como ayer, como antier o como cada minuto que ha pasado,
En la obscuridad de mi cuarto deseo verte y sentir la paz de tus brazos,
Hoy desperté en la madrugada extrañándote,
Con esta imperiosa necesidad del grito que se ahoga,
Con lagrimas que brotan al estrellarme en la realidad de tu ausencia,
Te grito en mis letras esperando que escuches mi tristeza,
Como diría mi terapeuta la catarsis de mis encontradas emociones,
Te las brindo y regalo a ti en esta madrugada,
Se apagarán estas emociones, mientras el tiempo corre salvaje,
Seguiré en el vuelo de mi vida, por hoy necesitaba decirte
Que hoy desperté en la madrugada extrañándote,
Hoy como ayer, como antier o como cada minuto que ha pasado.

Jorge Gustavo Navarrete Regalado
27 de octubre 2:34 a.m.

domingo, 25 de octubre de 2009

Momentos

Momentos

La sal de la saliva es el néctar de las bocas nocturnas,
Que a la luz de la luna se besan encendidas entre las sabanas
Húmedas del calor de cuerpos, ahí desnudos desgarrando la piel,
Mordiendo cada espacio mientras se saborea al deseo,
El cuarto territorio de batallas, de juegos y sexo, los olores mezclados,
El aliento, el sudor y el ferviente rubor de los sexos,
Dos cuerpos enlazados por los besos y las caricias de las miradas
Salvajes que se funden en el vaivén de las caderas,
La piel goza el sudor de los poros, mientras la noche continua,
La carne enrojecida inicia de nuevo una batalla, dejando correr
Las lenguas que como caballos salvajes se entregan al juego,
La tempestad de las sabanas se desata de nuevo, en la cama
El apasionado baile de los amantes que como las olas
Azotan las rocas en el mar, suben y bajan redescubriendo
Los campos eternos del deleite del placer, en la batalla perfecta
De dos cuerpos entregados en un tiempo, en cualquier
Lugar dos cuerpos saborean la saliva de las bocas sedientas,
Cuerpos húmedos de batallas, juegos y momentos.

Jorge Gustavo Navarrete Regalado.