lunes, 2 de noviembre de 2009

La celebración a los muertos: color y significado en nuestro México

Hablar de la muerte en México, es uno de los grandes temas que nos acompañan todos los días. La muerte siempre ha estado presente como una gran tradición en nuestro país. Por una parte la festejamos, la llenamos de colorido y al mismo tiempo, le asignamos grandes rituales.

Le hacemos altares de coloridos, utilizamos el papel picado, ponemos calaveras de azúcar y así la convertimos en una dulce costumbre. En todos lados los días 1 y 2 noviembre observamos por todas partes flores, comida, bebidas y velas alusivas al día de los difuntos.

Ponemos altares, nuestros panteones son visitados más que nunca en el año. México no es el único país en el que se rinde tributo a los seres que "se han ido", a aquellos que "se nos han adelantado".

Sin embargo, en nuestro país existe una característica singular que denota la manera en la que hacemos frente a esta fatal circunstancia: la muerte. Le rendimos tributo al mismo tiempo que nos reímos de ella, ironizamos su presencia, su circunstancia, nuestra propia fatalidad.

El lenguaje y la expresión popular de esta fiesta a los muertos son los que más llaman mi atención en esta tradición. Nos referimos a ella como:

• La Calaca
• La Huesuda
• La Pelona
• La Tilica
• La Polveada
• La Apestosa

Para designar el acto de morir, se utilizan frases como:

• Se lo llevó la...
• Se lo chupó... la bruja.

También utilizamos términos como sí se tuviera que devolver algo que se nos ha confiado, como por ejemplo:

• Entregar el equipo.
• Colgar los tenis.

Otros cambios tienen que ver con aquellas situaciones que sufren las personas en el acto de morir, y ahí encontramos frases como:

• Estirar la pata.
• Dar el último pujido.
• Quedarse frío.

Algunas expresiones hacen referencia a la manera en cómo se entierra a los difuntos, y escuchamos dichos parecidos a los siguientes:

• Petatearse: sí se utilizan petates para enterrarlo.
• Ponerse la pijama de madera: cuando usamos un ataúd.

Uno de los versos anónimos que hacen alusión a todas estas manifestaciones caprichosas de los mexicanos, es la conjugación del verbo morir:

Yo: muero,
Tú: falleces,
Él: sucumbe,
Nosotros: estiramos,
Vosotros: os petatiáis,
Ellos: se pelan.

Mención aparte merecen las frases que aparecen en corridos y canciones mexicanas, como son:

• La vida no vale nada.
• Y sí me han de matar mañana que me maten de una vez.
• Qué me entierren en mi tierra.
• Sí todos vamos para allá, pero no empujen…

Estas expresiones simbólicas dan cuenta de la incorporación de la muerte a nuestras circunstancias de la vida de todos nuestros días.

Una de las características de la muerte en México, se refiere a aquellos aspectos en que la persona muere, sus defectos desparecen inmediatamente y no quedan de él o ella más que cualidades y generalmente se escuchan frases ligadas como:

• Dios lo tenga en su gloria.
• Que descanse en paz.
• Tan bueno que era.

Es como si necesitáramos morir para ser reconocidos en nuestros méritos. El único prestigio sólido es la muerte.

Una vez muertos los hombres y mujeres adquieren su verdadera talla. El pueblo fácilmente olvida los defectos de sus héroes o de sus artistas fallecidos. Y entonces, se escuchan una serie de versos, por supuesto anónimos pero de gran significado:

Cuando vivía el infeliz,
"si se fundiera",
Y hoy que ya está en el veliz.
"qué bueno era".

En la ciudad de México, encontramos también calles que expresan esta alegoría popular:

• La Calzada del Hueso.
• La Barranca del Muerto

Y podemos pasar momentos en la:

• Cantina la calavera.

Es evidente que la muerte en México es una suma de grandes siglos de tradición desde nuestros orígenes prehispánicos, así como la fusión con nuestros ancestros españoles, de manera que vamos al teatro a ver a Don Juan Tenorio y al mismo tiempo, comemos calaveras de azúcar.

Octavio Paz, ha resumido nuestra ideología con profundo significado:

Dime cómo mueres,
Y te diré quién eres.

Sin embargo, lo más importante dentro de todo es reconocernos como parte de estas grandes tradiciones, porque aun cuando sea una expresión popular, somos partícipes todos de que ello se sostenga.

Las tradiciones nos dan identidad y nuestra celebración de día de muertos es nuestra, en tanto somos mexicanos.

Celebrar la muerte es también una alegoría a la vida. Cada momento que vivimos es un tiempo muerto, no vendrá, no volverá, vendrán otros, sí; mejores tal vez; peores, puede ser… en estos tiempos idos y mal vividos se encuentran nuestras frustraciones y tristezas, que al tomar contacto con ellos, podemos dar un mejor sentido a nuestra vida y existencia, en estos tiempos de ahora.

El presente es el único momento, no existe otro… una gran cantidad de personas, medio viven, otras medio mueren y otras están enterradas en vida, lo único permanente es el momento presente, de usted depende gozarlo o sufrirlo. Para vivir dormidos ante nosotros mismos y ante el mundo está la eternidad que –dicen– es muy, muy larga. Afortunadamente todos los que vivimos hoy, tenemos la posibilidad de celebrar a nuestros difuntos… piénselo, no se entierre con ellos.

Algunos de los temas tratados en esta columna pueden afectar sus apreciaciones personales, si es así escríbame y si no también.

Si le interesa trabajar sobre estos temas, póngase en contacto con nosotros…

Llámenos al 2 43 95 74 o visite nuestra página www.cecreto.com

Nota: la autora es Psicóloga

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